Resumen
A nivel global, 2 400 millones de personas carecen de acceso a servicios básicos de saneamiento, lo cual provoca que más del 80% de las aguas residuales se descarguen en ríos o vayan directo al mar sin ningún tipo de tratamiento. En México, el saneamiento de las aguas residuales municipales alcanzó el 52.72% en el año 2015, cifra que se encuentra por debajo de otros países de América Latina y el Caribe, en donde Argentina y Chile superan el 80% de cobertura del servicio. En 2013, México tenía un total de 2 287 Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (ptar), de las cuales 548 (23.96%) estaban fuera de operación por ser obsoletas o porque los gobiernos municipales no tienen los recursos para ponerlas en operación. Jalisco, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Tabasco y Campeche son algunos de los estados con más del 50% de sus plantas de tratamiento fuera de operación en el país. Las razones por las cuales los sistemas de tratamiento de aguas residuales convencionales no están teniendo éxito en los países en desarrollo son las altas inversiones que se requieren para su instalación, los elevados consumos de energía, así como los altos costos de mantenimiento y operación. Por lo tanto, este tipo de sistemas de tratamiento de aguas no son sostenibles para comunidades de bajo nivel de ingresos, porque en el proceso de selección de los mismos no se consideró la conveniencia de la tecnología para la cultura de la comunidad, el clima local y la capacidad económica del municipio. Nuevas tecnologías basadas en procesos naturales de depuración de las aguas sanitarias y la reutilización de las mismas pueden ofrecer una perspectiva sustentable para el saneamiento de las aguas residuales en diversas comunidades y sectores económicos del país.
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