La voz de pequeños y jóvenes hortelanos que hacen la magia posible
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Resumen
Los huertos escolares requieren la participación de educadores, familias, personal de las escuelas y sobre todo de estudiantes, que son quienes básicamente les dan vida con su intención y acción. Un conversatorio realizado durante un encuentro de la Red Internacional de Huertos Escolares, nos permite conocer la experiencia, opinión y sentir de niñas, niños y adolescentes respecto a estas “aulas vivas”.
En los huertos escolares se involucran muchas personas: educadores, padres y madres, jardineros y veladores de las escuelas y por supuesto, estudiantes. ¿Qué sentido tendría un huerto escolar sin su participación? Son protagonistas de estas aulas vivas. Son la motivación de quienes promovemos esta actividad para apostarle a una educación distinta, al consumo consciente, a la revalorización de la tierra y saberes ancestrales de las siembras, a la posibilidad de transformar desde pequeños nuestra manera de vivir en el mundo y relacionarnos con la naturaleza y nuestros alimentos.
En el VII Encuentro de la Red Internacional de Huertos Escolares, realizado en octubre de 2015 en Coatepec, Veracruz, las organizadoras no se aguantaron las ganas de que el público escuchara las experiencias de las pequeñas y pequeños hortelanos, y generaron un conversatorio en el que participaron 10 estudiantes de varios niveles educativos: primaria, secundaria y bachillerato, y de diferentes geografías: Oaxaca, Querétaro, Ciudad de México y Veracruz (Xalapa, Coatepec y comunidad Nueva Villa), respondiendo varias rondas de preguntas. El objetivo fue conocer la experiencia de niñas, niños y adolescentes que participan en las actividades de los huertos escolares y así aprender de ellas, dar voz a lo que viven.
¿El huerto es importante?
Nos emocionamos al escuchar la respuesta de esta pregunta. Es importante porque es un espacio donde se encuentran los saberes de todos los que se involucran; es una posibilidad de crear alimentos sanos, entender de dónde vienen y cómo fueron sembrados y cultivados. Los huertos también permiten que las ciudades contaminadas sean un poco más verdes.
Mi escuela está en la Ciudad de México y realmente no es un espacio muy limpio que digamos. Entonces, al tener un huerto y este “conocimiento verde” acerca de agricultura, empiezas a conocer que puede ser más “verde” y puedes tener mejores acciones, cultivar cosas que tú hiciste y después consumirlas. No necesitas unas papas Sabritas para comer rico, para estar bien. Estudiante de secundaria.
En el huerto, para estos pequeños todo es importante: la tierra, las lombrices y otros bichos que protegen y polinizan a las plantas (mariposas, abejas, catarinas, abejorros), el agua, el sol, los materiales con los que construimos.
Yo pienso que no hay una parte más importante que otra, porque es todo un ciclo; no hay una sin la otra. Ita, estudiante de primaria.
¿Qué pasa cuando algo inesperado sucede en el huerto?
Cuando las hortelanas y hortelanos reflexionaron al respecto, expresaron palabras de ánimo en los casos en los que hay plagas o las plantas mueren. Entienden que estas situaciones son parte del proceso de construir y cuidar el huerto, y hay que esforzarse aunque se presenten dificultades. De la voz de algunos de ellos escuchamos:
Cuando algo inesperado sucede en el huerto, como una plaga u otra cosa que afecte, sí se siente muy muy feo porque empeñaste todo tu esfuerzo, tu tiempo y tu trabajo en esa producción y te decepcionas, pero no debes dejar de esforzarte, pues de eso se trata: de trabajar y trabajar hasta que obtengas resultados. Si el día amanece nublado, no significa que todo el tiempo va a estar así. Said, estudiante de preparatoria.
Considero que es muy importante que no se pierda la esperanza. Creo que tiene mucho que ver con estar en este momento aquí con las semillas, con crecer, con seguir adelante. Coyolicatzin, estudiante de preparatoria.
¿Qué pasa con los huertos y nuestra realidad medioambiental?
Nuestros hortelanos (al igual que nosotros), están convencidos de que la creación de huertos en casas, escuelas y comunidades es importante para disminuir la contaminación causada por la agricultura industrial.
Sería increíble que preserváramos esas semillas que están puras, sin ninguna alteración, y claro que es de gran impacto que cada quién tenga su huerto en casa, nada como que cada quien cultive sus propios alimentos naturales. Diana, estudiante de preparatoria.
Es un gran inicio tener un huerto; no cualquiera lo tiene y si empiezas –uno en la Ciudad de México, otro en Oaxaca, otro en Veracruz– estás haciendo un cambio. Este es el séptimo encuentro de huertos, ¿verdad? Te apuesto que en el primero no había tantas personas; entonces, si vamos de uno en uno, serán muchos más cada año, es un gran impacto.” Estudiante de secundaria.
¿Cómo nos organizamos para cuidar nuestros huertos?
Sobre la coordinación para cuidar el huerto, nos compartieron que se organizan por salones y por equipos para las diferentes tareas, como regar y deshierbar. Para algunos, las actividades son parte de sus materias, como biología o desarrollo comunitario. En una preparatoria de Oaxaca donde hay una cooperativa, los estudiantes trabajan por comisiones y cada una se encarga de diferentes temas, por ejemplo, alimentación.
Sobre la participación
Uno de los retos más importantes de quienes trabajamos con huertos escolares es incentivar la participación activa de otras personas del contexto educativo, comunitario y familiar. ¿Cuál es la fórmula mágica para lograrlo? Pues no la hay… Sin embargo, como equipo, hemos buscado enfrentar el reto mediante el intercambio de saberes y recursos locales y educativos, así como con el trabajo en tequios en nuestros encuentros de la Red Chiapaneca de Huertos Educativos.
Cuando las niñas, niños y adolescentes respondieron a la pregunta de si la comunidad, madres o padres se han involucrado en sus huertos, respondieron que sí porque se han hecho tequios en sus escuelas, así que llegan más personas de la comunidad escolar y familiares.
Llegaron los papás para poder ayudar a que el huerto se hiciera más fuerte; fue algo muy bonito porque todos nos juntamos para convivir. Tali, estudiante de primaria.
Un huerto escolar es un espacio en el que docentes y alumnos pueden convivir en una actividad extracurricular, y además el alumno aprende maneras prácticas y conocimiento científico acerca del cuidado de la tierra. Nico, estudiante de preparatoria.
¿Con el huerto hay cambios en la convivencia entre estudiantes o el resto de la comunidad escolar?
¡Claro que los hay! Y los testimonios de nuestros hortelanos no nos dejarán mentir. Al involucrarte en un huerto con otras personas, se fortalecen las relaciones, se aprende a trabajar en equipo, se aprende sobre responsabilidad, compromiso, y cambia la dinámica de convivencia porque se comparte e interactúa en un espacio distinto.
Sí, es un incentivo para unir a la escuela y a los grupos; es algo muy bonito incluso en las mismas casas. Con mi papá convivo mucho gracias a eso. En casa hay esa unión y también en la escuela. Diana, estudiante de preparatoria.
Dentro de la cooperativa escolar se encuentra nuestro huerto; se van rompiendo esquemas y se da de tope con las maneras de entender la vida de los compañeros que recién entramos. La cooperativa se instaló con el principio de que todos merecemos comer sano porque todos merecemos vivir sanamente. Lo primero que se hizo fue quitar la tiendita donde se vendían “las chatarras”, y dijimos: “Sí vamos a querer esto diferente, pero nos tenemos que comprometer con el huerto”. Coyolicatzin, estudiante de preparatoria.
¿Qué es lo que más disfrutan del huerto?
Con esta pregunta se cerró el conversatorio. Fue muy valioso percibir que todos disfrutan trabajar en el huerto, cosechar y estar en contacto con las plantas.
Este es un mensaje para los maestros; yo les sugiero que todos hagan un huerto para que otros niños tengan oportunidad de sentir lo mismo que nosotros. Samadi, estudiante de primaria.
Lo que nos hace vivir y lo que nos hace soñar y respirar son las plantas, pues de ahí viene toda la comida, lo que somos. Todo viene de la semilla; digamos que las semillas guardan el misterio de la existencia de la humanidad. María Inés, estudiante de preparatoria.
Quienes fuimos escuchas de este conversatorio nos llevamos gratas sorpresas. Los alumnos tienen mucho que decirnos. Nos encantó conocer su claridad respecto a lo que están haciendo al trabajar en el huerto, lo que aprenden y valoran, lo que este espacio representa más allá de cuidar las plantas.
Son pocas las veces que tenemos la oportunidad de oír a quienes protagonizan los procesos, en especial si son niñas y niños. Sin duda, es fundamental que alcen la voz y que de verdad asuman su rol protagónico en los espacios de intercambio e interaprendizaje. Escucharles enriquece nuestros procesos como educadores. No solo nuestras mentes se abren para ir adecuando metodologías y formas de enseñar a través del huerto, también se nos llena el corazón y se acelera al percibir sus sentires y sueños.
Sus testimonios nos motivan a seguir en este andar; son la prueba de que nuestro trabajo tiene cosechas, frutos. ¡Gracias por sus palabras tan inspiradoras! Por compartir la voz de sus experiencias y de sus corazones, pequeños-grandes hortelanos.
Alejandra Maldonado Esquer es becaria del proyecto Laboratorios para la Vida, ECOSUR San Cristóbal de Las Casas (ameaynil@gmail.com). Erika Hernández Ruiz es maestra de la primaria Tlalnecapam, en Coatepec, Veracruz (volcanirazzu@gmail.com).
Ecofronteras, 2017, vol. 21, núm. 61, pp. 14-17, ISSN 2007-4549. Licencia CC (no comercial, no obras derivadas); notificar reproducciones a