Hermosas razones para conservar
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Resumen
Vivimos en un planeta cuya principal característica es su capacidad de albergar vida en una variedad asombrosa, desde microscópicas bacterias hasta gigantescas ballenas azules. Esta diversidad biológica ha sido objeto de admiración de diversos sectores en momentos distintos, especialmente desde el arte y la ciencia, debido a su larga historia evolutiva que se remonta al inicio de los tiempos. Sin embargo, en los últimos años la preocupación por conservarla es cada vez mayor tanto para la comunidad científica como para el resto de la sociedad, debido a que el aparente “dominio” de la especie humana ha acelerado el ritmo de extinción de las especies y la degradación de los ecosistemas.
¿Por qué en la actualidad el tema de la conservación de la biodiversidad está presente en ámbitos políticos, científicos, sociales, económicos y en los medios de comunicación? ¿Cuál es la razón de conservar? ¿Es solo una nueva moda como los celulares o la música? Para responderme a estas preguntas primero indagué respecto a cuál podría ser la razón aparentemente más relevante. Al realizar una búsqueda en internet usando la frase “¿Por qué debemos conservar?”, me encontré –según los datos del buscador– con 23,300 millones de resultados ¡en 0.50 segundos!
El siguiente paso fue revisar las primeras páginas, que suelen ser las más relevantes, actuales o más consultadas. La mayoría abarca temas sobre los servicios ambientales y el valor intrínseco de la naturaleza, y se repite el mismo discurso de que estos servicios son necesarios para mantener las interacciones y procesos biológicos, y por consiguiente, el bienestar humano.
¿Cuantos artículos científicos no nos hablan de estudios experimentales, teóricos y observacionales que demuestran el vínculo entre la biodiversidad y la estabilidad, la productividad y dinámica de los ecosistemas? Todos estos trabajos discuten que en promedio, una mayor diversidad conduce a una mayor productividad en las comunidades de plantas, una mayor retención de nutrientes y más estabilidad de los ecosistemas. Pero esto no queda ahí, pues también se plantea que una baja diversidad se traduce en más pérdidas, como del material genético y activos químicos que desempeñan un papel importante en la farmacología, hasta retención de agua y suelo, fuentes de alimento y controles biológicos de plagas.
Pero si hace unos cuantos años a la biodiversidad no se le daba la importancia que tiene ahora, ¿qué cambió? ¿Por qué es importante mantener todas estas interacciones y procesos? La sociedad depende de los ecosistemas naturales que brindan bienes y servicios esenciales para la supervivencia. Los seres humanos, como los demás organismos, muchas veces actuamos mediante la experiencia por compensaciones, es decir, actuamos de acuerdo al bien que podamos recibir, ya sea material o emocional; de modo que los efectos beneficiosos de los ecosistemas sobre nosotros nos dan un buen motivo para conservarlos. Regulación del clima mundial a través de los gases de efecto invernadero y la evapotranspiración,1 que contribuyen a la fertilidad del suelo y a mantener una fuente de todos los cultivos, animales y productos farmacéuticos, manglares y protección de nuestras costas, son solo algunos ejemplo de los beneficios que obtenemos, según aseguran varios especialistas.
Sin embargo, muchas veces las medidas de conservación chocan con los intereses de algún sector de la sociedad, es decir, a todos nos interesa obtener beneficios de la naturaleza, pero cuando se habla del valor económico de la biodiversidad y el ahorro económico por conservarla, ¿quién es el beneficiado? No es raro en la historia de la humanidad que un grupo domine a otro de forma injusta. Es aquí donde recordé la obra de Richard Darwins: “el gen egoísta” (1976), con sus menciones al altruismo y al egoísmo. Siendo altruistas podemos ayudar a que nuestra especie no se extinga, pero nuestra naturaleza es ser egoístas y por lo tanto, nos centramos en nuestro propio interés. En ese sentido, una página de internet señalaba que “proteger la biodiversidad no es una actuación únicamente dirigida a beneficiar al medio ambiente, sino al ser humano y a la sociedad”. Entonces, somos egoístas con nosotros y con la naturaleza.
Si la biodiversidad ha disminuido rápidamente durante el siglo pasado y lo que va de este, al aumentar la población 3.7 veces –con el evidente aumento del consumo y las necesidades–, es normal que dentro de nuestra lógica como especie realicemos acciones en respuesta para mantener o mejorar nuestro estilo de vida. Probablemente la actual política ambiental será muy diferente a la de los próximos años como resultado de nuevas necesidades.
La pérdida de una parte de la biodiversidad es un fenómeno natural, pero la elevada tasa de extinción de flora y fauna de las últimas décadas se achaca en buena medida a las actividades humanas. Sin entrar en detalles de lo que significa la “adaptación” en términos biológicos, haciendo un uso simple del término, podemos decir que nuestra especie está adaptada a adaptar el medio a su conveniencia. Precisamente, que los seres humanos sean en apariencia tan distintos de otros seres por su raciocinio, ha generado el antropocentrismo, que muchas veces nos ha llevado a considerarnos como algo ajeno a la naturaleza y no como parte del ecosistema.
El ser humano posee un enorme poder sobre el planeta y es aquí donde conviene considerar la ética. Como dijo Ben Parker, famoso personaje de Marvel Comics, “un gran poder, conlleva una gran responsabilidad”. La Tierra conservará su característica más llamativa: su biodiversidad, solo si los seres humanos la incluyen dentro de su diseño del mundo, de su realidad. Durante la revisión de este tema, me di cuenta claramente que a la biodiversidad no le interesa si nosotros nos extinguimos, pero a nosotros sí nos interesa que esta desaparezca... y mucho. Es urgente crear mejores estrategias coordinadas con una mejor comunicación para fortalecer la interacción, tanto entre nosotros como con el resto de la naturaleza.
Debemos asumir un compromiso permanente con la conservación de la biodiversidad, pues la realidad es que hasta ahora conservamos por nosotros y para nosotros. Sir John Hartley Lawton en un texto publicado en 1991 aseguró que “debemos conservar las especies por la misma razón por la que conservamos los conciertos de Mozart, los cuadros de Monet y las catedrales medievales: porque son hermosos.”2 Para lograr esto debemos enfrentarnos a una serie de conflictos de intereses y distintas formas de ver el mundo, pero como sociedad debemos aprender a resolverlos de la manera más creativa posible.
1 Evapotranspiración es la pérdida de humedad de una superficie por evaporación junto a la pérdida de agua por transpiración de la vegetación. Este proceso ayuda al balance del calor y la distribución de la energía en la tierra mediante el ciclo del agua; en consecuencia, determina el clima y afecta la fertilidad de los suelos de las distintas áreas.
2 Citado en Moreno-Rueda G. 2004. ¿Por qué debemos conservar la biodiversidad? Acta Granatense. 3: 159-164.
Belén G. Herrera Flores es estudiante de la Maestría en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural de ECOSUR (cheeta_191289@hotmail.com).
Ecofronteras, 2016, vol.20, núm. 56, pp. 36-38, ISSN 2007-4549. Licencia CC (no comercial, no obras derivadas); notificar reproducciones a llopez@ecosur.mx