El agua del río Atoyac:
historia, tierra y poder en el suroeste tlaxcalteca
Reseña del libro: Velasco Santos, Paola (2017). Ríos de contradicción: Contaminación, ecología política y sujetos rurales en Natívitas, Tlaxcala. México: Instituto de Investigaciones Antropológicas-unam, 205 pp.
Janett Vallejo Román*
La lógica de acumulación del capital se ha llevado adelante sin tomar en cuenta el deterioro ambiental. Distintas empresas nacionales y extranjeras con actividades económicas altamente contaminantes han operado de manera tanto legal como ilegal en el país en aras del “desarrollo”. Esto ha sido posible debido a la existencia de una regulación ambiental laxa, vacíos legales y operativos, además de una corrupción imperante de, por ejemplo, las empresas extractivas que, carentes de un manejo adecuado de desechos, utilizan además irracionalmente los recursos hídricos; fábricas cuyos desechos tóxicos son vertidos en ríos, y agroindustrias que utilizan fertilizantes prohibidos, entre otros casos más.
En las últimas décadas la temática ambiental ha sido recurrente. Probablemente el tema del cambio climático, con todo lo que implica, ha impactado recientemente como ningún otro los intereses no sólo académicos sino políticos en el mundo. Sin embargo, esta discusión no se puede restringir al análisis de una época o coyuntura; la comprensión de los problemas ambientales requiere ampliar la escala temporal, así como el análisis de las distintas variables que inciden en un mismo proceso, y el libro que nos ocupa sin duda nos lleva por esta senda.
Escrito originalmente como su tesis doctoral, la autora presenta el libro en una versión reestructurada y actualizada: Ríos de contradicción: Contaminación, ecología política y sujetos rurales en Natívitas,1 Tlaxcala. Los alcances de esta obra abarcan desde el estudio de caso sobre la contaminación del río Atoyac, hasta el aporte teórico-metodológico actual en torno a los problemas ambientales desde una perspectiva social y particularmente desde la antropología social.
En esta obra se recupera el caso del estado de Tlaxcala, particularmente del municipio Natívitas. El trabajo de campo para este estudio se realizó en las localidades de Santa María Natívitas y Jesús Tepactepec, el cual resultó ser un excelente ejemplo para reconocer cómo las problemáticas ambientales deberían no sólo enmarcarse históricamente, sino analizarse dentro de un entramado sociohistórico y político que reconozca las relaciones de poder entre los sujetos (humanos y no humanos, como es el caso del río), así como otras variables que permitan entender el presente y, en este sentido, buscar soluciones más apegadas a la realidad.
El objetivo que subyace a lo largo de la obra es evidenciar que el problema de la contaminación del río Atoyac y los problemas de salud asociados a ésta no son sólo un problema ecológico, sino político y social. La autora manifiesta así que dichas “problemáticas son, por un lado, la expresión local del sistema político económico global y, por el otro, el resultado inacabado de un entramado de relaciones de poder que dejan un marco de acción reducido para sujetos sociales como los nativiteños” (Velasco, 2017: 13).
A lo largo de toda la obra es notorio el esfuerzo por buscar respuestas que desentrañen las relaciones desiguales de poder que se suscitan en la problemática ambiental. El objeto es esclarecer cómo se entretejen las distintas escalas globales, nacionales, regionales y locales, así como otras problemáticas, tales como el cambio de uso de suelo, el crecimiento urbano, la producción agrícola, la migración y el empleo; problemáticas que, de una u otra manera, están implicadas en la trasformación de un río a un “caño receptor de sustancias químicas y tóxicas, degradándolo al punto de que ya no ha tenido la capacidad de renovarse” (Velasco, 2017: 257).
Desde la introducción la postura es clara. Apoyándose en aportes de la ecología política, la autora utiliza la categoría de poder para ayudar a develar cómo el acceso, el uso y la distribución de los recursos naturales, las diferencias socioeconómicas y su incidencia en el manejo de tales recursos, así como los factores políticos y las nociones de “desarrollo” que imperan en cierta época y los procesos de dominación, entre otros, se han traducido en relaciones desiguales de poder y han tenido como consecuencia la degradación ambiental.
De la misma forma, y cuestionando el pensamiento positivista por su insistente separación entre la esfera social y natural, la propuesta de estudio —siguiendo a Escobar (1999) y Comas (1998)— comprende la naturaleza como un constructo social y cultural que, al mismo tiempo, contiene aspectos biofísicos que escapan de la inventiva social, pero que finalmente se codifican y perciben a través del lente sociocultural y cuya dominación o control absoluto es imposible. La división entre sociedad y naturaleza es permeable de manera que, de pensar en términos de pares y opuestos, se pasa a un pensamiento relacional en donde ambos se coproducen, es decir, se enfatiza la existencia de una perpetua interacción de flujos y relaciones.
La autora también recupera la perspectiva de las nuevas ruralidades para la comprensión de estos procesos con una mirada crítica y amplia que permite rastrear lo global en lo local en términos relacionales, además de proponer un marco analítico que supera las nociones sobre la ruralidad que se constreñían al estudio del campesinado y de las categorías agrícolas y agrarias para dar paso a la comprensión de lo rural como un todo, fuera de dicotomías y oposiciones. De tal manera que en sus primeras páginas se plantea un reto epistemológico que, a lo largo de la obra, cumple a cabalidad: romper con la visión dicotómica de sociedad-naturaleza, urbano-rural y superar el discurso modernista y positivista.
Los cinco capítulos que conforman el libro nos ofrecen una lectura profunda del caso de Natívitas, el cual fue utilizado para dar cuenta justamente de cómo un problema ambiental —como la contaminación del río Atoyac— no puede ser explicado sin tomar en cuenta las relaciones de poder, los aspectos históricos de larga data y la consideración del río como un sujeto no humano que moviliza la dinámica social.
De manera esquemática la obra nos ayuda a comprender de manera temporal la trasformación de Natívitas. Así, en una primera parte (los tres primeros capítulos) profundiza en el pasado lacustre de esta región y los cambios en sus sistemas productivos; y, en la segunda parte (los dos capítulos restantes), problematiza la situación actual de Natívitas, enfatizando en las estrategias de subsistencia de los nativiteños, los problemas de contaminación y salud que enfrentan y generando una discusión sobre las alternativas que se han instrumentado desde distintas instancias.
Natívitas se fundó a mediados del siglo xvi, aunque la historia de esta región data desde tiempos prehispánicos, siendo los centros ceremoniales de Cacaxtla-Xochitecatl ejemplo de ello. La ubicación de Natívitas entre los ríos Zahuapan y Atoyac fue privilegiada, siendo este municipio tlaxcalteca una región muy fértil, lo que contribuyó a una tradición agrícola de suma importancia. A esto cabe añadir que geográficamente, por su cercanía con las ciudades de Tlaxcala, Puebla, Huejotzingo, Cholula, Ciudad de México y Veracruz, funcionó como un centro de paso que posibilitaba la movilidad de personas y mercancías. Su posición estratégica para el flujo económico y las planicies aluviales que lo conforman permitieron el “desarrollo” de la región por medio de importantes haciendas trigueras, la ganadería y posteriormente la industria textil.
Una de las transformaciones ambientales importantes en la historia de Natívitas fue la desecación de la Ciénega de Tlaxcala. Un aporte crucial de esta obra es el registro sobre los usos del agua y la tierra en la región, ya que permite una mejor comprensión sobre las consecuencias de las transformaciones ambientales y los discursos hegemónicos. En el libro se ahonda de manera sustentada en cómo, a partir del discurso positivista de la época porfiriana en torno al agua, se legitimó la desecación de lagos y lagunas con el objetivo de higienizar para combatir la insalubridad y, al mismo tiempo, con fines económicos (discurso de orden y progreso) ampliar la frontera agrícola. Así comenzó la desecación que culminaría en 1970. Como menciona la autora: “En cuatro siglos la Ciénega de Tlaxcala fue transformada de paisaje lacustre a paisaje agroindustrial” (Velasco, 2017: 121).
Otra gran trasformación (por su rapidez e intensidad) fue la instalación de industrias (modernas) en la década de los años setenta, como consecuencia de las políticas de descentralización industrial y desarrollo regional del país, y más concretamente de la relocalización de industrias que hasta ese entonces se ubicaban en la Ciudad de México. La instalación de polos industriales en espacios de fuerte tradición agrícola cambió la dinámica social y económica regional.
Si bien la idea de polo industrial no se cumplió a cabalidad, es cierto que se generó cierta infraestructura sobre todo carretera y de servicios básicos, pero Tlaxcala nunca dejó de ser una entidad dependiente de la Ciudad de México en términos de encadenamientos “hacia atrás” —materia prima— y “hacia adelante” —distribución—. De lo que no cabe duda es que se ha incrementado la contaminación en las últimas tres décadas, agudizándose aún más principalmente por el crecimiento de los corredores industriales.
El avance industrial en la región no ha sido total ni homogénea: persiste la producción agrícola, gracias a que los ejidatarios y los pequeños productores han reconfigurado el trabajo agrícola frente a sus otras actividades para así enfrentar condiciones adversas, como el deterioro ambiental en el que se encuentra la principal fuente de agua para riego.
En la segunda parte del libro (los dos últimos capítulos), la autora nos sitúa en el presente y expone el problema ambiental de forma compleja, develando que éste no sólo tiene que ver con una cuestión de transformación del paisaje o deterioro ecológico, sino que va más allá. Con datos de investigaciones de otros especialistas sobre el tipo de contaminantes en el río Atoyac, profundiza en los problemas de salud que se han registrado y que se considera están relacionados con la contaminación, los cuales abarcan desde irritación de ojos hasta enfermedades como anemia, leucemia y púrpura trombocitopénica (Velasco, 2017: 243-248). De acuerdo con la autora, el margen del río Atoyac pasó de ser una ubicación privilegiada para convertirse en una zona de riesgo.
Sin duda, la obra nos hace reflexionar sobre los problemas de contaminación que caminan a la par de las ideas de “desarrollo”. En el caso del río Atoyac, “imaginar” posibles soluciones no es fácil. De hecho, el panorama que se muestra en la obra es poco alentador, ya que de no frenarse la contaminación en el río, es de esperar que se presente, un escenario aún peor.
Finalmente, considero que uno de los aportes principales de este libro es dejar claro que la búsqueda y la construcción de alternativas al problema de la contaminación no son sólo de carácter técnico, sino que se requiere de la suma de esfuerzos de los sujetos involucrados: gobierno, sociedad y empresas. De suerte que no sólo se trata de instalar plantas de tratamiento de agua ni de propiciar el cambio a una producción más limpia. La solución no sólo estará en Natívitas. Si bien algunos de los afectados “han naturalizado su situación de desigualdad y han normalizado la contaminación” (Velasco, 2017: 264), el problema cruza fronteras administrativas: no sólo compete a los habitantes de esa región. Buscar soluciones o contribuir a encontrarlas es una tarea pendiente que requiere seguir tratando el tema. Esta obra nos invita a no cesar en la visibilización de una problemática tan añeja y tan actual como la contaminación.
Referencias
Comas d’Argemir, Maria Dolors (1998). Antropología económica. Barcelona: Ariel, 238 pp.
Escobar, Arturo (1999). “After Nature: Steps to an Antiessentialist Political Ecology”. Current Anthropology, 40, The University of Chicago Press, pp. 1-30.
Recibido: 20 de septiembre de 2017
Aceptado: 16 de octubre de 2017
1* Doctorado en Geografía por la unam (Universidad Nacional Autónoma de México), México. Profesora-investigadora del ciesas (Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social) Unidad Golfo, México. Líneas de interés: nueva relación rural-urbana, mercados de trabajo, transformaciones ambientales. Correo electrónico: janettvallejo@gmail.com
Siguiendo la nota de la autora (Velasco, 2017: 11) “Natívitas” estará acentuado como esdrújula, tal y como los habitantes y vecinos de la región pronuncian la palabra.