Tuberculosis: la pandemia que no se ha ido

Héctor Javier Sánchez Pérez


Resumen: En este trabajo se hace un breve recuento histórico de la tuberculosis, una enfermedad tradicionalmente ligada a poblaciones vulnerables. Es un recorrido que va desde su aparición hace más de 10 mil años y el descubrimiento de su agente causal, hasta la declaración de la OMS que la nombra emergencia de salud pública, así como su situación actual en México y en el mundo. De continuar con la inercia que al respecto ha prevalecido, seguirá siendo una de las infecciones que ocasionan mayor número de muertes en la población, con daños de magnitud insospechada.

Palabras clave: tuberculosis, Mycobacterium tuberculosis, Día Mundial de la Tuberculosis, determinantes sociales de la salud.


Maayat’aan (maya): Tuberculosis: ma’ xi’ik le k’ak’aas k’oja’anilo’

Kóom ts’íibil meyaj: Te’ meyaja’ ku much’a’al tuláakal tsikbalo’ob yéetel ba’alo’ob ójéela’an yo’olal le tuberculosiso’, jump’éel k’oja’anil jach úuchil k’ajóola’an tumen ku ya’alale’ ku ts’a’ayal ti’ óotsil máako’ob, je’ex: ka yáax chíikpaje’ yaan máanal 10 mil ja’abo’obak, ka k’ajóolta’ab ba’ax taasik le k’oja’anila’, ba’ax tu ejentaj ka’achil u mola’ayil OMS tumen jump’éel jach k’aas k’oja’anil ku máan u tsa’ayal, bey xan bix yanik bejla’ way tu noj lu’umil México yéetel ti’ tuláakal yóok’olkaab. Wa mun meeta’al mix ba’al je’ex tak walkila’, láayli’ kun máan u tsa’ayal beey jump’éel jach paak’be’en k’oja’anil ku kíinsik ya’abkach wíiniko’ob yéetel bíin u taas talamilo’ob ma’ k’ajóola’ani’.

Áantaj t’aano’ob: Mycobacterium tuberculosis, Noj K’imbesajil Tuberculosis, paak’be’en k’oja’anilo’ob, ba’alo’ob ku táakpajal ti’ toj óolal.


Bats’i k’op (tsotsil): Sakil obal: chamel mu to xtub batel

Smelolal vun albil ta jbel cha’bel k’op: Ta abtelal vun li’e ta xal ya’yejal k’u x-elan talem talel li sakil obale, ti ja’ jun chamel nopem xa xkiltik ta jteklumetik ta xil svokolike: xjelav lajun mil jabil slikel talel, jech tabil xa na’el bu xlik tal li chamele, k’usi laj jyal li Muk’ta tsobombail ta Sjunlej banamil ta st’uk’ulan Mu’yukuk chamele OMS laj yal ti tsots sk’oplal chich’ a’iel no’ox ta ora ti oy chamel ta jtekelaltike, jech k’ucha’al laj yal k’u yepal tanijem xa li chamel ta México xchi’uk ta sjunul banamile. Mi mu xpaj mi yakal to jech k’ucha’al o no’oxe, ta skoj li unin bik’tal chanuletike yakal ta skajtsaj talel smilel epal jch’ieletik ta jteklumetik, ja’ ta xak’ komel epal xchopoli ti mu xtal ta jnopbentike.

Jbel cha’bel k’opetik tunesbil ta vun: Unin bik’tal chanuletik ta xtal yu’un li chamele xtal ta ik’ ta xch’i ta xp’ol talel, Sk’ak’alil Sakil obal ta Sjunlej banamil, chameletik ta jch’amtik, ja’ k’u yelan jeltos kuxulutik mi oy slekilal jk’ulejaltik ta jujun tal o ta jtekaleltik k’alaluk mi tal li chamele.


El avance de la tos blanca


Cada 24 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Tuberculosis, una enfermedad que afecta a la humanidad desde hace más de 10 mil años. El famoso historiador Heródoto de Halicarnaso fue de los primeros en mencionarla hacia el 440 a. C., cuando se le conocía como “tisis”, una palabra que, según la Real Academia Española, significa “enfermedad caracterizada por enflaquecimiento gradual y lento, fiebre alta y ulceración de algún órgano”; por eso no es raro que a una persona muy delgada se le llame “tísica”. Otro griego, el llamado padre de la medicina moderna, Hipócrates de Cos, describió un cuadro clínico con ese nombre, pero le atribuía un origen hereditario; en tanto que Aristóteles propuso por primera vez la posibilidad de que este padecimiento se contagiara por medio de la respiración. 


Ya en el siglo II d. C., Galeno de Pérgamo la clasificó como una enfermedad transmisible y, en el siglo XVI, Paracelso la consideró incurable. En 1839, Johann Lukas Schönlein la llamó “tuberculosis” (del latín tuberculum, pequeño tumor o protuberancia, y osis, afección)”, y 30 años después, en 1869, Jean-Antoine Villemin inoculó material con pus de humanos infectados a conejos, demostrando que era contagiosa. Fue Roberto Koch quien el 24 de marzo de 1882 dio a conocer que había descubierto el agente causal de la enfermedad: el Mycobacterium tuberculosis, en su honor llamado “bacilo de Koch”. Por tal razón, en esta fecha se conmemora el Día Mundial de la Tuberculosis.  


Durante el siglo XIX y gran parte del XX, las malas condiciones de vida de la mayoría de la población rural (campesinos y mineros, entre otros) y urbana (obreros, empleados), propiciaron muy elevadas tasas de enfermedad y muerte por tuberculosis, tanto que entonces se le llamó la peste o plaga blanca. El nombre se ligaba al contexto del Romanticismo de la época, cuando la palidez era una característica de belleza… el mismo síntoma que denotaba presencia del padecimiento, aunque en este caso se debía a la baja de peso. Cabe señalar que, en tsotsil y tseltal, lenguas de pueblos originarios de Chiapas, se le conoce como zal o’jbal, que significa “tos blanca”. 


En las décadas de 1940 y 1950 se descubrieron los primeros fármacos para tratar la tuberculosis, aunque los descensos en su aparición se debieron más bien al mejoramiento de las condiciones de vida de la población. No obstante, durante años se descuidó su control, la cadena de transmisión continuó y, con la aparición de otras enfermedades, como el VIH/sida, en 1993 la Organización Mundial de la Salud (OMS) la declaró emergencia de salud pública mundial; a partir de entonces se diseñaron y promovieron diversas estrategias para su control.


Más muertes por tuberculosis que por VIH/sida


La pandemia del covid-19 destruyó los lentos e insuficientes avances para disminuir los casos de tuberculosis y de muertes por su causa. Hoy en día, de acuerdo con cifras de la OMS que resultan preocupantes, cerca de una cuarta parte de la población mundial está infectada por el bacilo de Koch, cada año más de 10 millones de personas desarrollan la enfermedad en el mundo y, con más del doble de muertes que las del VIH/sida, sigue sin recibir la atención que merece ni por los gobiernos ni por la población. Si bien ataca principalmente a los sectores más vulnerables en términos socioeconómicos —con considerables niveles de desnutrición—, la tuberculosis también se asocia a la diabetes, al tabaquismo y a enfermedades que debilitan el sistema inmunológico de las personas.


Las metas que planteó la OMS en su estrategia para ponerle fin están demasiado lejos de ser alcanzadas. Para el periodo 2015-2025, se fijó una reducción en su tasa de incidencia anual en un 50%; sin embargo, en 2022, último año del que se tienen cifras, ese porcentaje fue de apenas 8.7%. En cuanto al número de muertes, de un 75% de disminución comprometida, se alcanzó solo un 19%. 


En 2018 se llevó a cabo la Reunión de Alto Nivel de la OMS en Tuberculosis, en Nueva York, Estados Unidos, y ahí se determinó que el financiamiento anual necesario para prevenir, diagnosticar, brindar tratamiento y atención, requería de 13 billones de dólares (bdd), pero únicamente se alcanzaron 5.8 bdd en 2022, es decir, el 44% del requerimiento. Asimismo, se necesitaban dos bdd para investigación, pero el gasto se redujo a uno. Esta desatención quizá se explica porque los grupos más afectados carecen de la fuerza para presionar a los gobiernos.


En México y el mundo


En México, de acuerdo con las cifras oficiales, en 2022 se registraron 26,643 casos de tuberculosis, a los que se debe sumar alrededor de un 30% más por el subdiagnóstico existente en el país. En ese mismo año ocurrieron al menos 2,292 defunciones por este padecimiento, dato del que se reconoce otro elevado subdiagnóstico. Buena parte de las muertes podrían evitarse si hubiera un mayor conocimiento, sensibilidad y conciencia entre la población y el personal de salud de instituciones públicas y privadas. 


Dado que es difícil que se modifiquen las condiciones de pobreza de grandes núcleos de población, al igual que los altos niveles de desnutrición y diabetes —en esta última México se ubica entre los 10 países con mayor número de casos y de muertes— así como la persistencia del VIH/sida y otras enfermedades que afectan el sistema inmunológico, es necesario que, entre otras medidas para controlar la tuberculosis, se aplique lo siguiente: 


1) Que el sector salud refuerce los programas preventivos y de educación para la salud, al tiempo que garantice métodos rápidos y accesibles de diagnóstico de tuberculosis.

2) Que se desarrollen programas de capacitación y sensibilización orientados al personal de salud, tanto para el que está en formación, como para el que ya trabaja en ese sector.

3) Que se garantice el suministro de tratamientos antituberculosis a las personas afectadas y que se continúe en la búsqueda de vacunas y de fármacos para reducir daños secundarios.

4) Que se desarrollen campañas para evitar la estigmatización y la discriminación de personas con tuberculosis, así como de protección y respeto a sus derechos humanos.


En México, a pesar de la cantidad de muertes y nuevos casos, junto con los factores de riesgo que prevalecen en gran parte de la población, la tuberculosis no ha sido considerada como una enfermedad prioritaria, pero sin duda debería serlo.


De continuar la actual inercia, mantendremos la vergonzosa paradoja de que una enfermedad prevenible y curable sea una de las infecciones que mayor número de muertes ocasione en el mundo, principalmente en regiones de alta vulnerabilidad social. En este sentido, conmemorar el día de la tuberculosis implica tenerla presente más allá de una jornada en marzo de cada año, a fin de impulsar la sensibilización, investigación y mejores prácticas sociomédicas que nos lleven a su eliminación.


Bibliografía


Piñeiro Pérez, R. (s. f.). Breve Historia de la Tuberculosis. https://www.seipweb.es/wp-content/uploads/2019/01/Tuberculosis_Roi_Pineiro.pdf

Secretaría de Salud, Dirección General de Epidemiología. (2023). Boletín Epidemiológico, 40(52). https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/879365/sem52.pdf

World Health Organization. Global Tuberculosis Report 2023.

Héctor Javier Sánchez Pérez es investigador de El Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal (San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México) | hsanchez@ecosur.mx | https://orcid.org/0000-0003-0215-1702



Ecofronteras, 2024, vol. 28, núm. 82, pp. 38-40, ISSN 2007-4549 (revista impresa), E-ISSN 2448-8577 (revista digital). Licencia CC (no comercial, no obras derivadas); notificar reproducciones a llopez@ecosur.mx