Ganado bovino criollo y sustentabilidad socioambiental

Víctor Hugo Severino Lendechy, Raúl Andrés Perezgrovas Garza y Samuel Albores Moreno


Resumen: La ganadería en México alberga un tesoro poco conocido: el ganado bovino criollo, descendiente directo de los animales que introdujeron los españoles. La supervivencia de estas razas se debe al saber ancestral de los productores indígenas, cuya tradición se remonta a más de 500 años. Un ejemplo elocuente son los bovinos criollos de Nunkiní, en la selva baja de Campeche. Esta riqueza zoogenética es vital para la ganadería indígena, la sustentabilidad y la acción social en el país.

Palabras clave: ganadería indígena, sustentabilidad, acción social, razas locales.


Maayat’aan (maya): Criollo wakax yéetel u jets’ óolil ich wíiniko’ob yéetel yóok’olkaab

Kóom ts’íibil meyaj: U meyajta’al tséen wakax way Méxicoe’ ku múuch’ik jump’éel noj ayik’alil ma’ jach k’ajóolta’ani’: le criollo wakax, ku taal ti’ u ch’i’ibalil le aalak’o’ob taasbilako’ob tumen le españailo’obo’. Ma’ ch’eej le ch’i’ibalilo’oba’ tumen le máasewal wakaxnáalo’obo’ u káanmajo’ob u yaalak’to’ob ka’achil, le úuchben sukbe’enila’ ku taal ti’ máanal 500 ja’abo’obak. Tu’ux ku béeytal k ma’alob ilik le meyaja’ ti’ u yaalak’ta’al criollo wakax tu kaajil Nunkiní, tu kaabal k’áaxil Campeche. Tumen jach ma’alob u ch’i’ibal le aalak’a’ taaj ku yáantaj ti’al u tséen wakax máasewal mejen kaajo’ob, u yantal jets’ óolil ich wíiniko’ob yéetel yóok’olkaab bey xan ti’ u meyaj kaaj.
Áantaj t’aano’ob:u tséen wakax máasewal kaaj, jets’ óolil ich wíiniko’ob yéetel yóok’olkaab, meyaj kaaj, ch’i’ibalil yaan kaaj.


Bats’i k’op (tsotsil): Jtos vakax kapbil sts’unubal xchi’uk komon lekilal ta jkuxlejtik ta k’usitik yan kuxajtik ta banamile
Smelolal vun albil ta jbel cha’bel k’op: Xch’iesel vakaxetik ta México jutuk no’ox ojtikinbil slekilal: li jtos vakax kapbil sts’unubale, tuk’ likem st’sunubal ta vakaxetik talem yu’un jch’ieletik talem ta namal banamil España. Li jtos vakaxetik li’e kuxajtik to kolyal ta stojolal sbijilal yu’un bats’i totil me’iletik ta vo’ne ti la stsakik ta bolomajele, vo’vinik xcha’bok’ ech’em xa sts’unel. Jech k’ucha’al jtos vakaxetik kapbil st’sunubal oy ta Nunkiní, ta yolon te’tikal yosilal Campeche. Li sts’unel kapbil sts’unobal vakaxetik li’e oy slekilal ta stojolal bats’i janklumetik, oy slekilal ta xkuxlej xch’uk ta komon yabtelanel ta kosilaltik.

Jbel cha’bel k’opetik tunesbil ta vun: xch’iesel vakaxetik yu’un bats’i jnaklumetik, lekilal ta jkuxlejtik, komon abtel ta jkotoltik, jtos vakaxetik oy ta kosilaltik.


 

Este documento tiene su origen en los artículos científicos “Caracterización socioeconómica y tecnológica de los sistemas productivos con bovinos criollos en Campeche” y “Evaluación socioambiental en unidades de producción con bovinos criollos Nunkiní en Campeche, México”, referenciados en la bibliografía.

 

En los tiempos que precedieron a la llegada de los españoles al continente americano, en estas tierras no se conocían las vacas, los bueyes ni los toros; su arribo se atribuye a los viajes de Cristóbal Colón, y hoy en día son una fuente alimentaria importante para las sociedades humanas, además de proveer cuero y otros productos. La actividad ganadera es de gran importancia socioeconómica en México, y se desarrolla con distintos sistemas productivos y diferentes niveles de tecnologización. El ganado criollo, descendiente de aquellos animales traídos del Viejo Mundo, está ligado a saberes y prácticas que es conveniente recuperar por sus ventajas, lo cual abordamos en este texto con el caso de Nunkiní, Campeche.

 

Un vistazo histórico

 

La historia de la ganadería bovina en América empezó con los animales transportados para alimentar a la tripulación de los barcos del segundo viaje realizado por Cristóbal Colón en 1493. De la dispersión y multiplicación de estos animales y otros traídos posteriormente, se desarrollaron las diversas razas de bovinos criollos latinoamericanos. 

 

En 1519 se importaron 50 ejemplares de bovinos provenientes de haciendas en la isla de Santiago (hoy Jamaica), y dos años después (1521) se desembarcaron 50 cabezas de ganado en el río Pánuco, en un valle cercano a la actual ciudad de Tampico, Tamaulipas. 

Estos bovinos se diseminaron rápidamente por toda la Nueva España, dando origen a la cultura ganadera en México, que pronto arraigó en las diferentes regiones agroecológicas del país y que permanece hasta nuestros días; actualmente se cuenta con varias poblaciones de ganado criollo descendiente de esos bovinos ibéricos (cuadro 1). 

Cuadro 1. Razas criollas de bovinos en México

Estado

Bovino

Baja California

Criollo Chinampo o Frijolillo

Chihuahua

Criollo de Rodeo o Rarámuri

Nayarit

Criollo Coreño o del Nayar

Oaxaca, Guerrero y parte de Puebla

Criollo Mixteco

Chiapas

Criollo de Los Altos

Campeche

Criollo de Nunkiní

 

La importancia de los bovinos criollos es que no se seleccionaron por sus características productivas sino por su capacidad de adaptación a las diferentes regiones agroecológicas de América. Por medio de la selección natural se aclimataron a las condiciones medioambientales propias de las regiones donde se ubicaron, conformando poblaciones adaptadas ecológicamente, en especial a la estacionalidad de la producción forrajera; es por tal motivo que estos mamíferos pueden caminar grandes distancias y hacerlo en barrancos, sierras o terrenos difíciles de la zona donde habitan, con condiciones climáticas extremas y consumiendo los recursos vegetales de cada lugar y época del año.

 

Por si fuera poco, a los bovinos criollos se les atribuye precocidad (comienzo de la vida reproductiva a corta edad), fertilidad, facilidad en el parto, longevidad y resistencia a enfermedades y a ectoparásitos (parásitos externos), en comparación con las razas cebuinas (Bos indicus) y las europeas (Bos taurus) que se han introducido en los trópicos y en las zonas de montaña.

 

Por desgracia, las poblaciones de ganado criollo en México están en peligro de extinción, ya que están siendo progresivamente sustituidas por razas comerciales mejoradas o especializadas en producción de carne y leche, a lo que se suma el desconocimiento y la falta de difusión de las razas criollas. Además, las poblaciones de ganado bovino criollo son generalmente pequeñas; conforman hatos menores a 20 animales, los cuales se mantienen en sistemas de producción familiares que se manejan mediante pastoreo extensivo, es decir, en terrenos abiertos en donde los animales tienen amplia movilidad.

 

Ante el adverso panorama de abandono de este importante recurso zoogenético mexicano, un grupo de académicos (inicialmente de la Universidad Autónoma de Chiapas) ha desarrollado el proyecto “Rescate, conservación y utilización del bovino criollo mexicano”, el cual tiene el objetivo general de preservar, utilizar y aprovechar las capacidades productivas desarrolladas por estos animales a lo largo de 500 años de adaptación natural. La clave reside en promover sus habilidades productivas mediante una evaluación socioambiental y en conocer su sistema de producción y potencial de sustentabilidad. El estudio del ganado criollo en la localidad de Nunkiní, en el estado de Campeche, ha resultado fundamental para comprender las eficaces formas de producción del ganado bovino criollo. 

 

Sistema productivo del ganado criollo de Nunkiní

 

Nunkiní se ubica en el municipio de Calkiní, Campeche, en el sureste de México, y actualmente sigue presente ahí el sistema productivo de ganado bovino criollo, aunque en poblaciones muy reducidas: unas 300 hembras y apenas 10 toros; además, prevalecen en condiciones nutricionales y sanitarias difíciles y se encuentran en riesgo de extinción. Es importante resaltar que estos animales sobreviven en donde otras razas no pueden prosperar, pues conservan características de adaptación a su entorno, como alimentarse con la flora nativa, aclimatarse al calor y humedad del ambiente, y disponer de una buena resistencia a ectoparásitos como garrapatas, tábanos y moscos.

 

Los bovinos criollos de Nunkiní se caracterizan por su pelaje rojo, negro, berrendo (con manchas) en negro o rojo, y gris entrepelado con blanco; los cuernos generalmente son largos y delgados, curvados hacia adelante y arriba, blancos en la base, pero con las puntas negras u oscuras. Las pezuñas son comúnmente negras, aunque también las hay blancas; el ombligo está muy pegado al vientre y la papada es corta. Como todos los bovinos criollos, sus orejas son pequeñas y están en posición horizontal; son animales de talla chica a mediana, con peso adulto para las vacas de 340 a 360 kg, y un máximo de 500 kg para los toros.

 

El mayor aporte del sistema de producción del ganado en Nunkiní es que ofrece una valiosa comprensión del manejo tradicional de los bovinos criollos. En este enfoque, el ganado se deja en libertad para deambular por las selvas bajas comunales durante la temporada de lluvias, desde junio hasta febrero, practicando el pastoreo extensivo en las tierras del ejido. Los animales se alimentan con la flora nativa: huaxin (Leucaena leucocephala), hojas de ramón o capomo (Brosimum alicastrum), guanacastle (Enterolobium cyclocarpum), y gramíneas como el kuzuc (Bouteloua repens), pasto guineo (Megathyrsus maximus) y pasto llanero (Brachiaria dictyoneura). En la temporada de estiaje (marzo a mayo), los animales regresan por su propio pie a las estancias de los propietarios, en donde reciben agua, sales minerales y en ocasiones se les aplican vacunas y desparasitantes.

 

A pesar de su importancia, falta un registro preciso de su consumo de forraje, y los productores, en su mayoría de la etnia indígena maya, enfrentan desafíos nutricionales y sanitarios debido a la falta de inversión y bajos precios de su ganado. Los productores que conservan esta raza criolla en Nunkiní son hombres de edad madura (62 años en promedio), y con una escolaridad de media a baja, de más o menos siete grados. En general, ellos perciben a la ganadería como una actividad familiar heredada de padres a hijos, la cual representa una fuente de ahorro para solventar gastos de emergencia, pues no dependen de las labores agropecuarias. 

 

No obstante, también indican que estos sistemas de producción ganadera no son rentables, lo cual se vincula, sobre todo, a un deficiente manejo nutricional (sin complementación alimenticia) y sanitario (sin calendario de vacunación establecido) de los animales durante su vida productiva y a una limitada o nula inversión. Esto puede atribuirse a los bajos precios que se pagan al productor por su ganado, y a la falta de fuentes de inversión tanto pública como privada. Todo ello convierte a la ganadería en una actividad incierta y que puede reorientarse a la producción de leche o de carne según ocurran los cambios en los precios del mercado. 

 

Sustentabilidad socioambiental

 

La sustentabilidad socioambiental es un concepto fundamental para comprender la viabilidad a largo plazo de los sistemas productivos. En este marco, se deben abordar todas las actividades que influyen en los ámbitos social, productivo y natural. Esto implica considerar aspectos como la familia y la comunidad en el ámbito social, la agricultura, la ganadería, la silvicultura, la reducción de la dependencia respecto de insumos externos, la minimización del uso de químicos, y la gestión racional de recursos como la madera y la leña en el ámbito productivo, así como la preservación de la diversidad ecológica y la mejora de la estructura, fertilidad y productividad de los suelos en el ámbito natural.

 

En el caso de los productores de Nunkiní, la ganadería es mucho más que una actividad de subsistencia; es una parte arraigada en su identidad étnica, valores y tradiciones, y se integra en un contexto social sólido. El estudio del sistema de manejo de los bovinos criollos revela que los productores participan activamente en procesos de trabajo social, como el apoyo comunitario y la colaboración; además de combinar sus sistemas de producción, que incluyen apicultura, agricultura, ganadería y silvicultura. También gestionan cuidadosamente la madera y la leña para el beneficio familiar sin dañar el agroecosistema.

 

Estos productores han desarrollado prácticas de manejo ganadero basadas en la experiencia y el conocimiento, lo que ha generado resultados positivos perdurables. Sin embargo, a pesar de esta sostenibilidad intrínseca, se ven limitados por la falta de regulación en el uso de agroquímicos y la ausencia de apoyo gubernamental o asistencia técnica para llevar registros de producción. En un aspecto alentador, las nuevas generaciones están adquiriendo formación técnica en agricultura y ganadería, lo que influye positivamente en el sistema de producción, donde se incluyen aspectos de equidad, derechos laborales y calidad de vida desde un enfoque de sostenibilidad.

 

Hay que decir también que el impacto ecológico asociado a la ganadería por la emisión de gases de efecto invernadero, se vincula muy directamente a la ganadería intensiva o semiintensiva, en tanto que en la extensiva el impacto es menor y, en cambio, ofrece ventajas para los suelos y la biodiversidad microbiana y fúngica.

 

En resumen, la producción de bovinos criollos en Nunkiní se basa en el profundo conocimiento que los productores tienen sobre sus recursos naturales, como la selva baja de Campeche, y en la notable capacidad de adaptación de sus animales. No obstante, la situación ambiental y social ha evolucionado, con recursos naturales en deterioro y cambios en las normativas comunitarias. Por lo tanto, el hato criollo de Nunkiní enfrenta un riesgo real de desaparición debido al reducido número de individuos sobrevivientes y la falta de políticas públicas que respalden su conservación y desarrollo.
 

Bibliografía

De Alba, J. (2011). El libro de los bovinos criollos de América. Papiro Omega.

López Reyes, L. Y., Severino Lendechy, V. H., Perezgrovas Garza, R. A., Albores Moreno, S. et al. (2023). Evaluación socioambiental en unidades de producción con bovinos criollos Nunkiní en Campeche, México. Acta Universitaria, 33, e3721. https://doi.org/10.15174/au.2023.3721 

Severino Lendechy, V. H., Perezgrovas Garza, R. A., Ahuja Aguirre, C. et al. (2021). Caracterización socioeconómica y tecnológica de los sistemas productivos con bovinos criollos en Campeche, México. Acta Universitaria, 31, e3102. https://doi.org/10.15174/au.2021.3102 

Víctor Hugo Severino Lendechy es investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México) | vhseverino@hotmail.com | https://orcid.org/0000-0001-6265-1384

Raúl Andrés Perezgrovas Garza es investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México) | rgrovas@gmail.comhttps://orcid.org/0000-0002-5597-5484

Samuel Albores Moreno es técnico académico de El Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal (San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México) | samuel.albores@ecosur.mxhttps://orcid.org/0000-0002-2483-2157



Ecofronteras, 2024, vol. 28, núm. 81, pp. 12-16, ISSN 2007-4549 (revista impresa), E-ISSN 2448-8577 (revista digital). Licencia CC (no comercial, no obrasderivadas); notificar reproducciones a llopez@ecosur.mx