Editorial

La pesca es una actividad primaria que a lo largo de miles de años ha sido fundamental para el desarrollo de culturas, economías y sociedades. Se estima que provee al menos el 20% de la proteína diaria a 3,300 millones de personas en el mundo, y México es uno de los 20 principales productores, con un promedio anual de 1.3 millones de toneladas de pescados y mariscos que son extraídos por entre 250 mil y 300 mil personas, las cuales incluyen 12% de mujeres y 16% de jóvenes de entre 18 y 29 años.

Las juventudes, protagonistas de este número de Ecofronteras, se encuentran atrapadas entre su deseo de vivir de la actividad pesquera y el enfrentarse a ecosistemas severamente disminuidos, en los que ya no existe la abundancia narrada en las historias de las personas mayores o que se le recuerda por fotos que circulan en las redes sociales. Hace 20 años, en entrevista con pescadores para reconstruir los ecosistemas marinos del golfo de California, atestigüé cómo un joven confrontaba a su padre diciéndole “que no inventara, que en el arrecife cercano a la playa no había nada de pargos grandes”. La respuesta de su padre lo calló: “Gracias a ese arrecife comimos las familias de la comunidad varias veces”.

Además de ecosistemas dañados y del cambio climático, las personas jóvenes han sido formadas para “no tener que dedicarse a la pesca” y buscar mejores horizontes en las ciudades. Sin embargo, en ocasiones prefieren regresar para retomar esa actividad, aunque deben enfrentar la ilegalidad, la presencia del crimen organizado, las crisis económicas recurrentes y varias restricciones pesqueras, como vedas, cuotas y reservas, en un marco de tecnología digital que antes no existía.

Por la importancia de estos planteamientos, en Artículos del Pozo incluimos cuatro textos que giran en torno a las juventudes dedicadas a la pesca. El primero, de Graciela Alcalá, trata de la realidad e incertidumbre que enfrentan los que llegaron y los que se quedaron para dedicarse a la pesca artesanal. En el segundo, Antonio Saldívar y sus coautores exponen los resultados del uso de la metodología “comunidades de vida-comunidades de aprendizaje”, con la que se puso en práctica un ejercicio de reflexión colectiva por parte de las juventudes que reconstruyen así y por sí mismas su conocimiento acerca de la pesca. El artículo encabezado por Alma Oliveto aborda los diversos retos que enfrenta la pesca a pequeña escala en el contexto de un necesario relevo generacional. Por último, Marvin Fonseca y Vivienne Solís nos presentan la situación general de las juventudes y la pesca en Costa Rica.

Estos artículos nos dejan ver que se está perdiendo el bono demográfico (mayor población en edad de trabajar que la económicamente dependiente), por lo que se debe invertir con urgencia en las juventudes si queremos contar con comunidades resilientes y océanos saludables.

En cuanto a otras secciones de la revista, en Artículos a Puertas Abiertas, encontraremos un entretenido relato que nos permite conocer los hábitos de diversos organismos marinos, así como un texto que nos explica por qué las mariposas son tan atractivas pero peligrosas para otros animales. Leyendo el Sur nos reseña Cartografías de la subalternidad migratoria, una investigación en la que Sergio Prieto nos comparte sus vivencias sobre la migración forzada y los derechos humanos. El número lo completan una entrevista con Antonio Muñoz, especialista en anfibios, y un magnífico cuento que nos vuelve cómplices de las mujeres que protagonizan esa historia.

Invitamos al lector a revisar y compartir este número de Ecofronteras

 

Jorge Torre, Comunidad y Biodiversidad, A. C.