Meliponicultura para el futuro. Experiencias de formación en la frontera sur

Lucio Pat Fernández, Miriam Aldasoro Maya, Miguel A. Guzmán, Pablo Hernández Bahena, Yliana Delfín Fuentes

Los procesos formativos alrededor de la crianza de abejas nativas sin aguijón han contribuido a la conservación de una actividad de importancia indiscutible, considerando el intercambio entre meliponicultura y academia como una coproducción de saberes hacia la valoración e impulso de una práctica milenaria.

 

La crianza de abejas nativas sin aguijón, también llamada meliponicultura, ha ido declinando en México por múltiples factores socioculturales y ambientales. No obstante, la actividad aún perdura en muchas zonas rurales de México como un legado biocultural, y para conservarlo se han desarrollado diferentes procesos de colaboración y coproducción de saberes en los estados de Campeche, Chiapas y Tabasco, con la interacción de meliponicultores y académicos. Las experiencias que aquí se reúnen responden a contextos geográficos, históricos y socioambientales distintos, y las ponemos en diálogo a fin de enriquecerlas.

Cursos de formación en Campeche y Chiapas

Los meliponicultores en sitios colindantes a áreas naturales protegidas de Campeche y Chiapas han sido nuestros mentores por más de 10 años. Tanto mujeres como hombres de edad avanzada practican esta actividad, pero las generaciones jóvenes muestran poco interés y esto conduce a la pérdida de conocimientos culturales forjados por milenios, y a la erosión de la biodiversidad local al irse abandonando el manejo de especies nativas. Un asunto aparte son los procesos externos que amenazan el hábitat y la sobrevivencia de las abejas, como la deforestación, el uso de pesticidas, y la expansión agrícola y ganadera.

En este marco ha habido esfuerzos para potenciar la formación de personas interesadas en la meliponicultura. En la Unidad Tapachula de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), desde el año 2000 se ha venido trabajando en meliponarios experimentales con colonias de abeja congo (Scaptotrigona mexicana) y abeja real (Melipona beecheii), principalmente. Y a partir de 2008 se inició la capacitación en el Soconusco, Chiapas, con alrededor de 15 campesinos que tenían por lo menos una colmena de abeja real. Con el tiempo, los participantes han afianzado sus conocimientos en cuanto al manejo e incremento sustentable de las colonias de abejas, además de que comparten sus experiencias con quienes inician; un punto importante es que desde 2014 constituyeron un grupo formal.

Por otra parte, en la Unidad Campeche de ECOSUR se imparte el curso teórico-práctico “Diversidad, manejo y cría de las abejas sin aguijón” desde 2017, en el que colaboran académicos de la institución, de otros centros educativos y meliponicultores de comunidades colindantes a la Reserva de la Biósfera Los Petenes, Campeche. Se han formado 42 personas (22 mujeres y 20 hombres), de las cuales 10 son nuevas en esta práctica. Además, se integró una organización social exclusivamente de mujeres. El contenido temático de los cursos incluye las dimensiones biológica y ecológica, el manejo tradicional y el tecnificado, y diversos aspectos culturales, sociales y económicos. Veamos en qué consisten estos elementos.

Dimensiones biológica y ecológica. Buscan caracterizar a las abejas sin aguijón y enfatizar en los conocimientos acerca de sus colonias: cómo se integran, cómo funcionan y cuál es el ciclo biológico de los insectos. También se incluye el hábitat de las abejas para identificar sus necesidades de alimento y nidificación, en un contexto de conservación. Se ha ponderado que la deforestación para la creación de potreros, áreas agrícolas o de zonas urbanas, y el uso excesivo de pesticidas, son factores que afectan los nidos silvestres y las colonias establecidas.

Manejo tradicional y tecnificado. El manejo tradicional en los colmenares denominados jobones (troncos ahuecados artificialmente con una medida específica) permite el proceso de enseñanza-aprendizaje de productor a productor; mientras que el manejo tecnificado se basa en cajas con secciones movibles, con medidas según el tipo de abeja. En ambos casos se debe garantizar la revisión, fortalecimiento, sanidad, cosecha y división de colonias, así como el control de los enemigos naturales de las abejas.

La cultura. La cría de las abejas sin aguijón, como la ko’olel kaab (M. beecheii) en Los Petenes, está ligada a ceremonias y prácticas mayas heredadas, adaptadas y renovadas en el transcurso del tiempo. En los trabajos de campo con meliponicultores hemos documentado 21 usos medicinales de esta abeja, 12 alimenticios y 3 ceremoniales. Para difundir y preservar algunos de ellos, durante el curso en Campeche se elaboran dos bebidas ceremoniales ligadas a las cosechas, en las que la miel es un ingrediente: el saka’ y el ba’alché’.

Factor socioeconómico. Debido al desinterés de las personas jóvenes en la meliponicultura, en las capacitaciones se insiste en la valoración del conocimiento tradicional como componente integral del sustento campesino; se resalta que los productos de la colmena: miel, polen, propóleos y cerumen, no son únicamente un bien de cambio, sino un satisfactor de las necesidades alimenticias, medicinales y simbólicas de las familias, que brinda cohesión e identidad. Dado que actualmente hay un renovado interés por estos productos, hay que resaltar que solo deben surgir del trabajo en los meliponarios —se toma el excedente de las reservas alimenticias de las abejas—, y no del saqueo de nidos silvestres.

También existen alternativas para agregar valor a la actividad mediante la elaboración de cosméticos, servicios de polinización para hortalizas en invernaderos y otros cultivos, así como la venta de colmenas, cuidando que se les dé un manejo responsable. Para ello se requiere del fortalecimiento de la organización comunitaria.

Guardianes de abejas

Desde 2006 el Equipo Abejas de ECOSUR ha desarrollado procesos formativos con una mirada integral que enfatiza en aspectos culturales, más que en cuestiones técnicas. El proyecto Chanul Pom retoma estos aprendizajes y ha ofrecido en tres ocasiones (2016-2018) el diplomado “Abejas nativas: saberes y prácticas en nuestros territorios”, principalmente para jóvenes y adultos indígenas de las regiones chiapanecas de la Selva y Los Altos. El objetivo es fortalecer el rol de los participantes como “guardianes de abejas”.

El proyecto integra actividades muy diversas, entre ellas: talleres en escuelas, charlas con adultos de las comunidades, siembra de plantas en pequeños viveros y el arranque de algunos meliponarios. También se han realizado mesas de trabajo en las lenguas maternas de los participantes, abriéndose así espacios donde las personas se expresan con más confianza, reflexionan y comparten los temas que se abordan en el diplomado, algo que ha consolidado la propuesta metodológica.

Crianza de abejas y agroecología

La crianza de abejas sin aguijón demuestra el vínculo entre diversidad biológica y cultural, y esto ha impulsado la documentación etnográfica de los saberes contemporáneos de los criadores, a fin de establecer un diálogo entre academia y meliponicultores. Desde 2015, y con colaboración de otras instancias, hemos trabajado con pequeños grupos en los municipios de Comalcalco y Tacotalpa, Tabasco, y con productores de Veracruz. Mediante investigación-acción participativa se ha reflexionado sobre la continuidad de la práctica y se promueve la agroecología, la cual permite la producción de alimentos respetando las funciones ecológicas en los agrosistemas y su biodiversidad, con una considerable reducción de insumos químicos.

Un resultado valioso de varios talleres impartidos y del trabajo en general, ha sido la propuesta de crianza de abejas nativas como un legado por conservar, y una poderosa herramienta desde el marco de la pedagogía crítica para impulsar la agroecología.

Meliponarios institucionales

Otro esfuerzo importante ha sido la creación de meliponarios institucionales en las unidades Campeche, Tapachula y Villahermosa de ECOSUR. El de Campeche se fundó en 2016; su nombre es “Ah Mucen Kaab” e incluye colonias en troncos de ko’olel kaab (M. beecheii), sak xik (Frieseomelitta nigra) y bo’ol (Nanotrigona perilampoides). En Tapachula existen tres meliponarios experimentales con colonias de S. mexicana, M. beecheii, Tetragonisca angustula, N. perilampoides, Plebeia sp. Y en Villahermosa, el meliponario se instaló en 2015 con colmenas de mosca real (M. becheeii), sayulita (N. perilampoides) y cuajacabeza (T. corvina y T. fuscipennis). En Tabasco se ha colaborado, además, con dos meliponarios particulares en Tacotalpa y un proyecto piloto comunitario en Comalcalco.

En resumen, las acciones de divulgación, formación y coproducción de saberes que se han emprendido contribuyen a la práctica de una meliponicultura sustentable, lo que es urgente ante el renovado interés de personas e instituciones por incursionar en esta actividad y que ratifica una lección del argentino Ernesto Sábato: “Los cambios profundos y que van más allá del corto plazo, requieren forzosamente de procesos educativos”.

 

Lucio Pat Fernández es investigador del Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente, ECOSUR Campeche (lpat@ecosur.mx). Miriam Aldasoro Maya es Cátedra CONACYT adscrita a ECOSUR Villahermosa (ealdasoro@ecosur.mx). Miguel A. Guzmán es técnico académico del Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente, ECOSUR Tapachula (mguzman@ecosur.mx). Pablo Hernández Bahena, es investigador del mismo departamento, ECOSUR Campeche (phernand@ecosur.mx). Yliana Delfín Fuentes pertenece al Equipo Abejas de ECOSUR (ydelfin@ecosur.mx).

 

 

Ecofronteras, 2021, vol. 25, núm. 73, pp. 21-23, ISSN 2007-4549 (revista impresa), E-ISSN 2448-8577 (revista digital). Licencia CC (no comercial, no obras derivadas); notificar reproducciones a llopez@ecosur.mx