ÀMi mascota est‡ a salvo?

HŽctor M. D’az-Alb’ter y Roberto Navarro L—pez

                                      

La historia de nuestra civilizaci—n ha estado acompa–ada por algunos amigos de cuatro patas, principalmente perros y gatos. Solemos establecer con ellos v’nculos estrechos y muy importantes en varios sentidos, pero debemos saber que pueden ser portadores de agentes infecciosos que nos afectan. Al respecto, ÀquŽ ocurre con el coronavirus y nuestras mascotas? 

 

 


La historia de ciencia ficci—n ÒLa jaulaÓ, de Bertram Chandler, trata sobre un grupo de humanos capturados por extraterrestres para ser estudiados; el relato se–ala que los alien’genas observaron que los cautivos hab’an adoptado a un rat—n como mascota, lo cual fue su salvaci—n pues por eso los reconocieron como especie inteligente y los liberaron.

 

Las mascotas, sobre todo perros y gatos, nos han acompa–ado por miles de a–os. Originalmente cumplieron funciones pragm‡ticas; nos ayudaron a sobrevivir protegiŽndonos y cazando con nosotros, lo que hizo posible nuestro desarrollo a tal nivel, que usted, amable lectora o lector, puede acceder digitalmente a este texto que se transporta en forma de unidades intangibles de informaci—n a travŽs de una red satelital de comunicaci—n.

 

Hoy en d’a existe suficiente evidencia cient’fica que comprueba los efectos positivos de las mascotas sobre la salud mental de las personas. Adem‡s, dejan de ser ÒanimalesÓ y se vuelven familia; les ponemos nombre, celebramos cuando aprenden un truco, les brindamos cuidados y sufrimos al ver c—mo envejecen m‡s r‡pido que nosotros y fallecen.

 

Perros, gatos y seres humanos, una historia comœn

 

En una publicaci—n de la prestigiada revista Science, se asevera que los primeros perros (Canis lupus familiaris) surgieron en Europa hace m‡s de 18 mil a–os a partir de lobos (Canis lupus) domesticados por los humanos. El estudio se–ala que existen registros de f—siles de hace 19,000-32,000 a–os, cuando la poblaci—n cazadora-recolectora era dominante; la informaci—n revela que la domesticaci—n no fue muy r‡pida. Una teor’a resalta que los perros antiguos empezaron a acercarse, aliment‡ndose de las sobras de nuestra caza; otros expertos afirman que el v’nculo se produjo cuando los humanos ya se hab’an especializado en la agricultura y los lobos se aproximaban a las aldeas en busca de restos de comida. Sea como sea, los amigos caninos se convertir’an en ayudantes de cacer’a, recolectores de ganado, protectores contra otras tribus y acompa–antes. Milenios despuŽs, seleccionamos diferentes razas segœn su conducta, apariencia y tama–o, entre otras caracter’sticas. Se calcula que existen alrededor de 900 millones de perros en el mundo.

Los gatos modernos (Felis catus) son otra historia. Los estudios paleontol—gicos realizados por la Universidad de Lovaina en BŽlgica y el Real Instituto Belga de Ciencia Naturales se–alan que este felino desciende del gato salvaje (Felis silvestris lybica) de çfrica y Oriente Medio. Su comportamiento es famoso por ser opuesto al del perro: son independientes, raras veces celebran la compa–’a humana y aun as’, son amados. La domesticaci—n ocurri— hace unos 8,000-10,000 a–os, y la hip—tesis m‡s aceptada es que se ÒdomesticaronÓ a s’ mismos: resultaban œtiles en la bœsqueda de especies da–inas, como ratas y ratones, y migraron con los grupos humanos al obtener sustento y protecci—n. Se calcula que existen de 200 a 600 millones de gatos en el mundo.

 

Desafortunadamente, como todo ser vivo, canes y felinos son susceptibles a diferentes enfermedades que pueden transmitir a las personas; a estos padecimientos se les conoce colectivamente como zoonosis, y varios pueden ser muy graves para las tres especies.

 

Algunas zoonosis riesgosas

 

A continuaci—n revisaremos algunas patolog’as zoon—ticas ligadas a perros y gatos, para contextualizar la pandemia de covid-19. Quiz‡ la m‡s famosa es la rabia. De acuerdo con la Organizaci—n Mundial de la Salud (OMS), causa 60 mil muertes anuales en el mundo, en especial en Asia y çfrica. En MŽxico se encuentra en animales silvestres, como murciŽlagos, mapaches, zorros y zorrillos, y desde 2019 la OMS reconoce que se elimin— la transmisi—n por perros. Se transfiere por la mordedura o contacto con la saliva de un animal rabioso, y sin atenci—n mŽdica es mortal cuando el virus alcanza el cerebro. Se previene vacunando a las mascotas y no acerc‡ndose a los animales silvestres. Otra enfermedad es la toxoplasmosis, causada por un protozoo (Toxoplasma gondii) que parasita a mam’feros y aves, aunque los felinos son los œnicos hospederos de su forma sexuada. Los humanos pueden contagiarse consumiendo carne poco cocida de animales con quistes, alimentos o agua expuesta a heces de gato, o bien, por muestras ambientales, como al cambiar la caja de arena de la mascota.

 

Se forman quistes de tejido, comœnmente en mœsculo esquelŽtico, miocardio, cerebro y ojos.

Podemos mencionar tambiŽn la leptospirosis, que es potencialmente mortal. Es endŽmica en las regiones tropicales y suele originar epidemias despuŽs de fuertes lluvias e inundaciones. Se produce por la exposici—n directa o indirecta a la orina con leptospiras proveniente de animales hospederos. Aunque muchas criaturas salvajes y domŽsticas sirven como reservorios, la rata (Rattus norvegicus) es la fuente m‡s significativa de contagio en humanos. Perros y gatos son œtiles para ahuyentar a las ratas, pero es importante vacunarlos para evitar que se infecten.

 

Por otra parte, la enfermedad de Chagas o tripanosomiasis americana, endŽmica en 21 pa’ses de AmŽrica, es causada por el protozoario flagelado Trypanosoma cruzi. Se transmite a las personas por insectos hem’pteros de la subfamilia Triatominae, chupadores de sangre (chinche besucona, hocicona, chipo o barbeiro); estas chinches se infectan por animales portadores: roedores, marsupiales y otros, incluyendo perros y gatos que pueden llevar el T. cruzi en su sangre, ir a las viviendas humanas, encontrar en ellas al hem’ptero y desencadenar ciclos de transmisi—n urbanos. La leishmaniasis tambiŽn es producida por par‡sitos protozoarios (varias especies de Leishmania), es endŽmica de regiones tropicales y subtropicales y se transmite mediante moscas chupadoras de sangre (Phlebotomus y Lutzomyia). Los perros, adem‡s de infectarse, pueden alojar uno de los par‡sitos que provocan un tipo mortal de la enfermedad.

 

ÀQuŽ ocurre con la covid-19?

 

Todas estas afecciones, conocidas como enfermedades emergentes, han sido consecuencia de nuestro modelo econ—mico contempor‡neo; del irresponsable movimiento masivo de animales para consumo humano y como mascotas no convencionales; de la destrucci—n de selvas y otros ecosistemas, la expansi—n de los monocultivos y todo lo que implica la pŽrdida de biodiversidad. Sabemos del desdŽn, la ignorancia y conformismo pol’tico de los gobiernos para frenar tal devastaci—n.

 

Numerosas autoridades cient’ficas hab’an predicho que algœn agente infeccioso de tipo viral afectar’a a la humanidad en cierto momento ("la enfermedad X"), que podr’a surgir de la naturaleza y transmitirse desde un reservorio animal. Aœn se discute el origen del virus SARS-CoV-2, causante de la actual pandemia de covid-19, pero debi— emerger de un mam’fero intermediario con receptores capaces de infectar al humano. Poco despuŽs de los primeros casos reportados en diciembre de 2019, a un perro de raza pomerania se le encontr— SARS-CoV-2 en Hong Kong, en febrero de 2020. En marzo, un pastor alem‡n y un gato tuvieron el mismo diagn—stico. En abril, en un zool—gico del barrio del Bronx en Nueva York, una tigresa result— igualmente positiva. Los animales hab’an tenido contacto con personas infectadas, y los hallazgos despertaron la curiosidad de epidemi—logos, veterinarios, cient’ficos y pœblico en general; si canes y felinos eran susceptibles al nuevo coronavirus, Àlas mascotas podr’an constituir un riesgo de contagio para otros animales o sus due–os?

 

En MŽxico opera la Comisi—n MŽxico-Estados Unidos para la Prevenci—n de la Fiebre Aftosa y otras Enfermedades Ex—ticas de los Animales (CPA, https://bit.ly/34WbLz8). Cuenta con personal especializado y laboratorios de alta bioseguridad (BSL3) para el manejo de agentes infecciosos como el SARS-CoV-2. Ante la alerta sanitaria, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) a travŽs de la Direcci—n General de Salud Animal, junto con otras instituciones, estableci— un protocolo de atenci—n de mascotas y animales salvajes en cautiverio, como tigres y leones, para recibir notificaciones de sospechas de covid-19 por v’a de la CPA. Se han atendido unos 15 avisos relacionados con perros, gatos y un tigre de Bengala, con dos muestras positivas a SARS CoV-2 en canes de la Ciudad de MŽxico. Todos estuvieron en contacto estrecho con personas infectadas, no presentaron cuadros severos de la enfermedad y se recuperaron sin problemas.

 

Entonces, dado que perros y gatos son susceptibles de infectarse, conviene resguardarlos si la covid-19 llegara a sus familias humanas, pero afortunadamente no existe evidencia de que puedan ser transmisores del coronavirus a personas. No hay raz—n para que el v’nculo con nuestras mascotas se vea afectado.

 

Para mayores informes de covid-19 y animales domŽsticos, favor de visitar las siguientes p‡ginas: https://bit.ly/2IrXna5 y https://bit.ly/3iY4KTs

 

HŽctor M. D’az-Alb’ter es investigador del Departamento de Salud, ECOSUR Villahermosa (diazalbiter@ecosur.mx) e investigador asociado a la Universidad de Glasgow, Reino Unido. Roberto Navarro L—pez es director de la CPA del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (roberto.navarro@senasica.gob.mx).

 

 

Ecofronteras, 2020, vol. 24, nœm. 70, pp. 9-11, ISSN 2007-4549 (revista impresa), E-ISSN 2448-8577 (revista digital). Licencia CC (no comercial, no obras derivadas); notificar reproducciones a llopez@ecosur.mx