Editorial
El aprovechamiento de plantas con fines terapéuticos parece
ser tan antiguo como la humanidad misma. En nuestros territorios, las prácticas
curativas se valían de animales, plantas y minerales locales, utilizando partes
específicas de los organismos o diversas preparaciones y exudados (mieles y
resinas). Se incluía tanto la administración de los medicamentos como rezos,
ceremonias o rituales propios de la cosmovisión de los pueblos. Posteriormente,
los europeos impusieron otra visión del mundo, de la naturaleza y del ser
humano, así como de los conceptos de salud y enfermedad, y el gremio médico
prehispánico retrocedió ante la implantación de la medicina europea.
La modernización y el auge de la industria farmacéutica han
acentuado el desplazamiento de aquella terapéutica “tradicional”, fuertemente
afincada en la herbolaria o uso de plantas, sin considerar que gran cantidad de
medicinas parten de principios activos derivados de aquellas; basta decir que
la corteza del sauce contiene salicina, una sustancia similar al ácido
acetilsalicílico conocido como aspirina.
No obstante, la medicina tradicional ha logrado persistir
hasta el día de hoy en las comunidades rurales, y en ese sentido, el presente
número de Ecofronteras nos muestra la importancia y
trascendencia del aprovechamiento de las plantas ante los desafíos de un mundo
cada vez más complejo. El primer artículo, "Cambio y continuidad de la
medicina tradicional" nos propone una interpretación histórica de su
persistencia; también esboza cómo la industria farmacéutica no ha dudado en
financiar extensas exploraciones botánicas o investigaciones antropológicas
para identificar materiales vegetales promisorios, lo cual conlleva riesgos
para las comunidades.
Por otra parte, el texto "Pequeños ingredientes,
grandes resultados" nos presenta una panorámica de los compuestos activos
más comunes sintetizados por las plantas, cómo funcionan y cómo se obtienen,
mientras que "Botiquín verde" ejemplifica diversas bondades y alertas
respecto al uso de plantas. Muchas personas con frecuencia suponemos que los
materiales vegetales no son peligrosos para la salud humana por su origen
natural, pero los efectos indeseados, la intoxicación y hasta la muerte pueden
ser el resultado de un uso inapropiado o por no reconocer adecuadamente las
especies. Evitar las contingencias es uno de los objetivos centrales de la
farmacología vegetal, orientada a la identificación y el aislamiento de los
principios activos que permitan una mejor dosificación.
Mención especial merecen los populares "tés",
infusiones preparadas con una o varias partes del cuerpo de una gran variedad
de especies vegetales. Los tés propiamente dichos (los que provienen de la
planta Camellia sinensis)
son la segunda bebida en consumo mundial después del agua simple, como reportó
la FAO en 2015. En el artículo "Aliviana-té" se muestran varios
ejemplos de infusiones o tés considerados útiles en la regulación de la salud,
ya sea solos o combinados con otros tratamientos. Sin duda son un buen ejemplo
de la importancia del conocimiento empírico que sustenta la herbolaria, y
usarlos requiere referencias o experiencias favorables, para una adecuada
preparación y administración.
Finalmente, el artículo "De los rituales de la medicina
tradicional a las prácticas médicas ortodoxas" relata el tránsito desde la
práctica tradicional hasta la formalización de disciplinas científicas
interesadas en el conocimiento popular de las plantas. Esperamos que la
audiencia de Ecofronteras encuentre en estos
materiales información útil para valorar y aprovechar los beneficios que otorga
nuestro entorno natural y cultural. Tanto la sabiduría popular como el
conocimiento científico generan esfuerzos por compilar información acerca de la
riqueza de las plantas medicinales, pues con ello se preserva la salud, se
protege la biodiversidad y los recursos bioculturales.
Xariss
Miryam Sánchez Chino, Zendy
Evelyn Olivo-Vidal (Departamento de Salud) y Trinidad Alemán Santillán,
(Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente).