Aves urbanas, la biodiversidad no
visible de Isla Mujeres
Roberto Carlos Barrientos-Medina y Rosiluz Ceballos-Povedano
Lejos del paisaje tur’stico existen
ecosistemas que albergan una importante biodiversidad y aportan beneficios ecol—gicos
en Isla Mujeres, Quintana Roo, pero han sido ignorados e incluso afectados por
la urbanizaci—n. Si las Salinas—humedales de la isla— fueran
reconocidas como h‡bitat de numerosas aves y por lo que representan para la
salud del ambiente, los est’mulos econ—micos y naturales aterrizar’an solos.
Las Salinas de la isla
No todo en el Caribe mexicano son paisajes paradisiacos, aguas c‡lidas y
exuberante flora y fauna. TambiŽn est‡ presente la din‡mica social urbana de la
zona, que ha implicado el sacrificio de recursos naturales a causa del
crecimiento poblacional y para cubrir las necesidades de habitantes y turistas.
La creaci—n de Cancœn en la dŽcada de 1970 —como parte de un plan
nacional de turismo— represent— la transformaci—n social y econ—mica de
Quintana Roo, as’ como la alteraci—n de ambientes naturales que han afectado,
entre otros, el h‡bitat de las aves nativas y de las migratorias que pasan un
tiempo en los humedales del lugar. En ese entorno modificado por el crecimiento
urbano, muchas aves han encontrado un remanso en Isla Mujeres, que se ubica
frente al desarrollado Cancœn y que adem‡s de sus c‡lidas playas, despliega en
su interior tres lagunas resguardadas del bullicio humano: las Salinas.
Salina Grande, Salina Chica y Salina Mundaca o Norte son los nombres que
los isle–os dan a estos humedales, mismos que tienen una peculiar ubicaci—n: se
encuentran en el centro de la isla —de 1.5 km de ancho—, detr‡s de
los patios de las casas y rodeados de vegetaci—n, principalmente de mangle
blanco (Conocarpus erectus). No se observan a simple vista, y quiz‡
por eso no se les ha prestado la debida atenci—n ni se han implementado
pol’ticas adecuadas para su manejo y conservaci—n. Adem‡s, son sitios con
potencial para la realizaci—n de actividades sociales, culturales e incluso
econ—micas, como el ecoturismo.
En la dŽcada de 1950, antes de la llegada de la luz elŽctrica a la isla,
las Salinas presentaban buen estado de conservaci—n. Se inundaban temporalmente
y eran hipersalinas, es decir, conten’an sal en mayor cantidad que el agua de
mar y de ah’ su nombre. En los periodos de desecaci—n, cuando el agua disminu’a
lo suficiente, los habitantes cosechaban la sal para aprovecharla en la
conservaci—n de alimentos y otros usos.
Tal actividad concluy— con la llegada de la electricidad en los a–os
sesenta, acompa–ada de otros efectos del desarrollo. Con la construcci—n de la
carretera hacia el parque arrecifal ÒEl Garraf—nÓ en la costa occidental de la
llamada Punta Sur, se cortaron de tajo los pasos de agua proveniente del mar, de
modo que el l’quido embalsado (acumulado por los efectos de la construcci—n) conform—
lagunas aisladas y en poco tiempo murieron muchas plantas y animales, adem‡s de
que algunas especies de fauna migraron. DespuŽs de la inestabilidad inicial, las
Salinas han sido el resguardo de diversas formas de vida, pero la din‡mica
social ligada al desarrollo urbano y tur’stico ha implicado que se les vaya
restando importancia.
Aves de todo tipo
Las aves, acu‡ticas y terrestres, son parte de la vida de Isla Mujeres; sin
ir m‡s lejos, es f‡cil ver golondrinas y pel’canos en muelles y avenidas. Sin
embargo, existen especies que pr‡cticamente son invisibles para los turistas,
ya que habitan en las Salinas, a las que se llega solo cuando uno se adentra en
la vida isle–a. Sin duda, esas lagunas urbanas resguardan una biodiversidad que
merece ser documentada y reconocida.
De acuerdo con algunos recorridos de campo y una revisi—n de las listas
del proyecto eBird (https://ebird.org/explore), se han avistado 123 especies de
aves.
La Salina Mundaca registra notoriamente la mayor diversidad, quiz‡
porque se ubica detr‡s del peque–o aeropuerto de la isla, el cual dispone de un
espacio de aterrizaje sin visitas aŽreas y seguramente resulta atractivo para
las aves.
De esas 123 especies, las terrestres (71) representan el 57.7% del
total, mientras que las acu‡ticas (52) son el 42.3%. Segœn los h‡bitats
preferentes que esas aves muestran en la pen’nsula de Yucat‡n, el 70% se
encuentran principalmente en medios costeros (playas, manglares y lagunas
costeras) y en zonas semiabiertas (dunas, matorrales y ambientes urbanos),
mientras que el 30% restante viven en ambientes acu‡ticos interiores (lagunas,
cenotes y aguadas) o en medios m‡s conservados, como selvas con vegetaci—n
cerrada.
La mayor parte de las aves de las Salinas son migratorias (53.7%) y el
resto (46.3%) son residentes permanentes. Aunque es importante saber cu‡nto
tiempo se quedan en un determinado lugar y quŽ tipo de h‡bitat ocupan de manera
preferente, tambiŽn se debe conocer su alimentaci—n y la forma en la que usan
el humedal. Una caminata matutina antes de la llegada de turistas, o bien, a su
partida en el ocaso, permite observar especies voladoras, playeras, nadadoras y
vadeadoras.
Las especies voladoras, que habitualmente se alimentan en el aire o
desde Žl, son las m‡s representativas en las Salinas; se han registrado 65
especies, un 52% del total. Estas aves cuentan con
distintas estrategias de bœsqueda y captura del alimento; algunas, como el
pel’cano (Pelecanus occidentalis), detectan a sus presas desde el aire y se zambullen para
capturarlas; otras, como el ‡guila pescadora (Pandion haliaetus), vuelan sobre el agua
y caen en picada para sujetar peces con sus garras, mientras que otras m‡s ni
siquiera tocan la superficie del agua —o la tierra— al atrapar
presas; la fragata tijereta (Fregata
magnificens) es el mejor ejemplo. TambiŽn se
ubican en esta clasificaci—n las que persiguen insectos y los capturan en el
aire, como el tirano piriri (Tyrannus
melancholicus).
Adem‡s de las voladoras, tambiŽn podemos
conocer a las aves playeras, que se distinguen por sus patas largas; las
nadadoras, de patas palmeadas, que como su nombre lo dice, nadan o flotan en los
humedales, y por œltimo las vadeadoras, que tambiŽn tienen patas largas y picos
fuertes, y pr‡cticamente caminan sobre el agua.
Segœn su tipo de alimentaci—n, detectamos especies que se alimentan
exclusivamente de peces (pisc’voras o icti—fagas), crust‡ceos (crustac’voras),
semillas (gran’voras), adem‡s de las insect’voras; estas œltimas, junto con las
de dieta m‡s amplia (omn’voras o generalistas), son las m‡s comunes, pues suman
77 especies (62.6% del total). Es un gran espect‡culo ver a todas ellas tomar
el desayuno o la merienda, lo cual podr’amos dejar de apreciar si no se
revierte la situaci—n de vulnerabilidad en la que se encuentran.
Aves en la vida cotidiana
En las Salinas de Isla Mujeres existen 11 especies (9.2%) en dos
categor’as de riesgo: Òsujetas a protecci—n especialÓ y ÒamenazadasÓ, segœn
lista de especies de la NOM-059-SEMARNAT-2010, que es el instrumento legal de
protecci—n para flora y fauna en riesgo en MŽxico. Las aves cuyas poblaciones
necesitan recuperarse y conservarse son: la aguililla aura (Buteo albonotatus), el halc—n peregrino
(Falco peregrinus), la garza rojiza (Egretta rufescens), el avetoro menor (Ixobrychus exilis), el charr‡n m’nimo (Sternula antillarum), el maullador negro
(Melanoptila glabrirostris), la
huilota caribe–a (Zenaida aurita), el
color’n sietecolores (Passerina ciris)
y el vireo manglero (Vireo pallens).
Las que se encuentran en peligro de desaparecer a corto o mediano plazo est‡n
representadas por el rasc—n cuello canela (Aramides
axillaris) y el charr‡n rosado (Sterna
dougallii). El nœmero aumenta si consideramos al pato real mexicano (Cairina moschata), cuyas poblaciones
silvestres est‡n en peligro de extinci—n; el ejemplar avistado en Salina Grande
presenta patrones de coloraci—n que corresponden a individuos domŽsticos o
semisalvajes (ferales), no silvestres.
Es importante destacar la presencia de tres especies ex—ticas, es decir,
que no exist’an ah’ originalmente, fueron introducidas y suelen potenciar la
vulnerabilidad de otros organismos del ecosistema; se trata de la garza
ganadera (Bubulcus ibis), la paloma domŽstica
(Columba livia) y la paloma turca de
collar (Streptopelia decaocto). El
impacto que ejercen sobre la fauna nativa va desde la transmisi—n de
enfermedades hasta la competencia por alimento y sitios para anidar. La paloma
domŽstica, por ejemplo, se considera una plaga urbana, y la paloma turca aparentemente
desplaza a la paloma de alas blancas (Zenaida
asi‡tica), que es nativa del lugar.
Como se puede apreciar entonces, las Salinas son humedales que han
pasado por distintas fases y actualmente est‡n en condiciones de
vulnerabilidad, a pesar de la importancia que podr’an tener para las
comunidades humanas en muchos sentidos y para la conservaci—n de la
biodiversidad en una zona donde la urbanizaci—n est‡ ganando la batalla. Para
preservar tan vitales ecosistemas, es necesario realizar esfuerzos para conocer
a mayor detalle tanto su fauna y flora como su funcionamiento, promoviendo la
implementaci—n de planes y programas de manejo adecuados para que las lagunas
se conviertan en espacios de convivencia entre los habitantes, y de ellos con
la naturaleza.
Una estrategia fundamental ser’a impulsar el ecoturismo centrado en la
observaci—n de aves, lo cual permitir’a a los visitantes conocer el interior de
la isla, convivir con los habitantes y disfrutar de la belleza de la avifauna.
Esta clase de actividad controlada puede otorgar a los pobladores un incentivo
para conservar los humedales. TambiŽn es conveniente organizar excursiones
educativas para el conocimiento del h‡bitat y de su entorno.
Estas propuestas buscan que los habitantes integren a las aves en su
vida cotidiana, las valoren al conocerlas mejor y aprecien su valor ecol—gico,
lo cual repercutir‡ tanto en la conservaci—n de estos animales, como en la
preservaci—n de los humedales urbanos que las acogen.
Roberto Carlos Barrientos-Medina es
acadŽmico de la Universidad Aut—noma de Yucat‡n (rcarlos@correo.uady.mx). Rosiluz
Ceballos-Povedano es acadŽmica de la Universidad del Caribe (rceballos@ucaribe.edu.mx).
Ecofronteras, 2019, vol. 23, nœm. 66, pp. 26-29, ISSN
2007-4549 (revista impresa), E-ISSN 2448-8577 (revista digital). Licencia CC
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