Calakmul frente a
la primera mitad del siglo XXI
JosŽ
Armando Alay—n Gamboa, JosŽ Adalberto Zœ–iga Morales
y Perla Noem’ Ortiz Col’n
A 30 a–os de su nominaci—n como reserva de la bi—sfera
y siendo patrimonio mixto de la humanidad, en Calakmul
se deben fortalecer diversos procesos sociales para alcanzar el bienestar de
las poblaciones humanas y la conservaci—n de la biodiversidad. Los programas de
investigaci—n y desarrollo para asegurar la integridad del ecosistema y sus
habitantes, cobran relevancia de cara a los nuevos proyectos del gobierno
federal que presentan significativos retos.
Un lugar con historia y desaf’os
Hace
casi 23 a–os, el 31 de diciembre de 1996, Calakmul fue
declarado un municipio del estado de Campeche, y hace 30 a–os, el 23 de mayo de
1989, se le otorg— la nominaci—n de reserva de la bi—sfera (1), con lo que se buscaba
la conservaci—n y protecci—n de la
cultura maya, su biodiversidad, as’ como el desarrollo econ—mico y humano de la zona.
En 1993, la Organizaci—n de las
Naciones Unidas para la Educaci—n, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus
siglas en inglŽs) lo integr— a su programa ÒEl hombre y la bi—sferaÓ, que
persigue mejorar las relaciones entre las personas y el ambiente, por medio de la
investigaci—n, formaci—n, supervisi—n y educaci—n sobre la biodiversidad.
Gran
parte del territorio de Calakmul, 723,185 hect‡reas, conforman la reserva de la
bi—sfera que se caracteriza por una masa forestal con alta diversidad de flora y fauna, la
cual provee de servicios ecosistŽmicos a toda la pen’nsula de Yucat‡n: captura
de carbono, provisi—n de ox’geno e infiltraci—n de agua de lluvia hacia el
acu’fero subterr‡neo. La reserva alberga importantes sitios arqueol—gicos que exponen
la majestuosa cultura maya y su exitoso manejo de los recursos naturales, raz—n
por la que la UNESCO declar— patrimonio mixto de la humanidad (cultural y
natural) a la ÒAntigua ciudad maya y bosques protegidos de CalakmulÓ,
el 21 de junio de 2014.
Esta declaratoria compromete al Estado mexicano a
asegurar la integridad de Calakmul y armonizarla con los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS 2030) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD), especialmente los relacionados con poner fin a la pobreza y al hambre,
garantizar la salud y bienestar de la poblaci—n, lograr la igualdad entre de gŽnero,
garantizar la disponibilidad de agua y su saneamiento, adoptar medidas urgentes
para combatir el cambio clim‡tico y sus efectos, gestionar sosteniblemente los
bosques y detener la degradaci—n de las tierras y la pŽrdida de biodiversidad.
Asimismo tendr‡ que atender el Plan EstratŽgico para la Diversidad Biol—gica
(2011-2020), mediante el cual los pa’ses se comprometen a proteger la
biodiversidad y mejorar los servicios que esta proporciona; tambiŽn habr‡ que
alinearse a las metas de Aich’ sobre la Diversidad
Biol—gica, centr‡ndose en la restauraci—n y salvaguarda de los ecosistemas que brindan
servicios esenciales relacionados con el agua, y que contribuyen a la salud,
medios de vida y bienestar de las mujeres, las comunidades ind’genas y los
pobres.
Para
lograr los compromisos internacionales se tendr‡n que fortalecer los procesos
sociales en Calakmul, donde convergen 82 poblados con 26,560 personas, segœn datos del
Instituto Nacional de Estad’stica y Geograf’a (INEGI, 2010), caracterizados por
su diversidad cultural y por enfrentar limitadas oportunidades de desarrollo, entre las que destacan: carencias en
atenci—n a la salud de calidad, deficiente acceso a informaci—n oportuna y
procesos de organizaci—n para la gesti—n comunitaria, dŽbil gobernanza sobre
sus recursos naturales y fuertes restricciones legales para el uso y
aprovechamiento de flora y fauna, falta de empleos que permitan mejorar la
econom’a familiar, inseguridad sobre la tenencia de la tierra, expulsi—n de
poblaci—n econ—micamente activa hacia otras regiones del pa’s y del extranjero.
TambiŽn hay carencias en la calidad del agua, problemas de contaminaci—n por la
reducida infraestructura y servicios para el manejo de desechos s—lidos,
incremento de riesgos a la salud por mal uso de sustancias qu’micas peligrosas
en la agricultura, falta de equidad de gŽnero en oportunidades y beneficios derivados de las
actividades econ—micas y en los derechos sobre la tierra, desnutrici—n y graves
condiciones de pobreza.
Grandes retos para la selva maya
De cara a esta realidad, el nuevo gobierno federal ha
planteado un plan estratŽgico para los estados de Campeche, Chiapas, Quintana
Roo y Yucat‡n; se trata del proyecto
integral de desarrollo para el sureste conocido como "Tren maya", con el que se busca generar
un desarrollo sostenible, propiciar el bienestar de las familias, mejorar las
v’as de comunicaci—n y la movilidad entre los estados mencionados, fomentar el
turismo y el comercio, as’ como atraer inversi—n y generar empleos. Por otro
lado, ha proyectado el programa ÒSembrando vidaÓ (abarcar‡ a Campeche en su
primera etapa), que intenta rescatar el campo, reactivar la econom’a local y
atender dos problemas centrales: la pobreza rural y la seguridad alimentaria.
Una de sus metas es sembrar 1 mill—n de
hect‡reas de ‡rboles frutales y maderables, junto con los cultivos de la milpa,
como el ma’z y el frijol. Contempla alrededor de 400 mil empleos a tŽcnicos
capacitados, con beneficios para agricultores y due–os de la tierra.
Dichas
propuestas est‡n creando altas expectativas y tambiŽn una intensa polŽmica. De
concretarse, tendr‡n gran trascendencia para el sureste de MŽxico, pero es
importante reconocer que sobre todo con el ÒTren mayaÓ, en cada territorio se
enfrentar‡n significativos retos para que se logre el bienestar y las garant’as
de desarrollo que plantea, en el marco de la sustentabilidad. Para la Manifestaci—n de
Impacto Ambiental del programa ser‡ necesario efectuar estudios extremadamente
cuidadosos, incluso si la obra ferroviaria se construye sobre los derechos de
v’a de la carretera federal Chetumal-Esc‡rcega, ya que a pocos metros se
encuentran los sitios arqueol—gicos de Xpujil, Chican‡, Balam Ku, Bec‡n, adem‡s de sitios de refugio de especies muy
importantes para el ecosistema, como el volc‡n Cueva de los MurciŽlagos, bajos
inundables y aguadas, que requieren fuerte protecci—n y medidas de mitigaci—n
para no sufrir da–os con el paso diario del tren —muertes, ruido,
vibraciones por el tr‡nsito a 160 km/h—. Asimismo se tendr‡n que valorar los
impactos del crecimiento poblacional, pues se estima que habr‡ m‡s poblados y en
algunos aumentar‡n hasta 2,500 casas.
Es indudable que se presentar‡ una reconfiguraci—n
social y econ—mica. Desde ahora ha comenzado la especulaci—n inmobiliaria de
las tierras, a pesar de que se prevŽ que los ejidatarios sean parte del modelo
de inversi—n y de utilidades del proyecto. Es importante destacar que el esquema
de turismo de grandes masas no es compatible con la visi—n y propuesta local de
apostar por un turismo selecto que valore la naturaleza, la conservaci—n, la
cultura y los medios de vida con un fuerte componente ecol—gico. Esto podr’a afectar
las condiciones de bienestar de las poblaciones locales, pues al transformarse
toda la zona en un polo tur’stico, con la visita de aproximadamente 2.5
millones de turistas al a–o, habr‡ movimientos internos y externos de poblaci—n
que cambiar‡n la distribuci—n de la misma, aumentando la demanda de agua,
comida, energ’a, tierra y otros recursos, y se generar‡n m‡s desechos s—lidos.
En un contexto as’, los programas de investigaci—n y desarrollo tienen que orientarse a
monitorear y evaluar la efectividad en el manejo de los recursos naturales por parte de habitantes
y administradores de la Reserva de la Bi—sfera Calakmul, a fin de preservar la integridad del ecosistema y
fortalecer la inclusi—n social y el bienestar de la poblaci—n que habita en la
gran selva maya. Hasta ahora, los mœltiples programas de gobierno de car‡cter asistencialista
para atender el rezago social han impedido que la gente defina sus propios
objetivos; al ser sujetos y no protagonistas en la ejecuci—n de los programas, se
crea dependencia sin estrategias propias para disminuir su vulnerabilidad y
fortalecer sus procesos de autogobierno.
Es necesario, adem‡s, crear alianzas estratŽgicas
interinstitucionales y multidisciplinarias que faciliten la experiencia a
partir de investigaci—n cient’fica y capacidades para el desarrollo, con la
participaci—n del sector privado y los gobiernos —federal, estatal y
local—, la sociedad civil organizada, las instituciones nacionales y los
organismos internacionales.
JosŽ Armando Alay—n Gamboa es investigador del
Departamento de Conservaci—n de la Biodiversidad (DCB) en ECOSUR Campeche (jalayon@ecosur.mx). JosŽ Adalberto Zœ–iga
Morales es director de la Reserva de la Bi—sfera Calakmul
(zuma10@hotmail.com). Perla Noem’ Ortiz Col’n est‡ adscrita al DCB en ECOSUR
Campeche (portiz@ecosur.mx).
(1) Los decretos en torno a reservas de la
bi—sfera incluyen esta palabra sin tilde (biosfera); no obstante, dado que en Ecofronteras la acentuamos normalmente por convenir en
tŽrminos de divulgaci—n, tambiŽn lo hacemos en el nombre oficial para unificar
el tŽrmino.
Ecofronteras,
2019, vol. 23, nœm. 66, pp. 18-20, ISSN 2007-4549 (revista impresa), E-ISSN
2448-8577 (revista digital). Licencia CC (no comercial, no obras derivadas);
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