Aguadas de Calakmul, santuarios de vida silvestre
Rafael Reyna-Hurtado
Decir que el agua es fuente
de vida es un lugar comœn, pero cierto. En la Reserva de la Bi—sfera Calakmul las
aguadas son un elemento fundamental del paisaje, y especies como el jaguar, el pecar’
de labios blancos o el tapir centroamericano recorren grandes distancias en su
bœsqueda, pues est‡n dispersas y no son abundantes. Estas peque–as lagunas superficiales
son imprescindibles para la sobrevivencia de la fauna silvestre.
ònica fuente
de agua
La Reserva de la Bi—sfera Calakmul(1)
es un lugar excepcional en MŽxico y en el mundo, es parte del mismo ecosistema
del PetŽn guatemalteco, y junto con la Reserva de la Bi—sfera Maya del vecino
pa’s y un par de reservas privadas —Gallon Jug y Reserva Privada R’o Bravo— en Belice, conforman
el bosque tropical m‡s grande de MesoamŽrica y el segundo m‡s grande del
continente americano, Ásolo despuŽs del Amazonas!
Cuando una persona visita el lugar y observa el
territorio desde la punta de la pir‡mide m‡s alta de la ciudad maya de Calakmul, en el coraz—n de la reserva, estar‡ contemplando
una selva o bosque tropical que ha permanecido pr‡cticamente inalterado desde
que los mayas abandonaron el ‡rea hace 1,100 a–os.
Es probable que vea volar a un espectacular zopilote
rey (Sarcoramphus papa), que escuche aullar a monos
saraguatos (Alouatta pigra) o que distinga en las copas de
los ‡rboles a una tropa de monos ara–a (Ateles
geoffroyi), moviŽndose de manera coordinada y con
una agilidad que ningœn otro primate americano tiene. Asimismo podr’a encontrar,
en el piso de la selva, a un guajolote o pavo ocelado (Agriocharis ocellata), animal de gran belleza que
solo vive en la pen’nsula de Yucat‡n, y a hocofaisanes
negros (Crax rubra), magn’ficas aves que abundan
ah’. Con un poco de suerte, se topar‡ con una tropa de pecar’s labios blancos (Tayassu pecari)
cruzando la carretera de acceso —uno de los animales m‡s raros de MŽxico—
e incluso con algœn jaguar (Panthera onca), el solitario y m’tico felino m‡s grande del Neotr—pico.
ÀQuŽ hace de Calakmul un
lugar excepcional para la fauna silvestre, que no tiene comparaci—n en MŽxico?
Para comprenderlo es necesario conocer la historia de la regi—n, sus
caracter’sticas y din‡mica interior. Hay que partir de que fue una ciudad muy
importante en el cl‡sico maya. Segœn estimaciones del especialista William J. Folan, alguna vez habitaron cerca de ella unas 50 mil
personas; sin embargo, alrededor del a–o 900 y quiz‡ como consecuencia de
varios a–os de sequ’a, la gente abandon— la ciudad y se traslad— a la costa, de
tal modo que la selva reclam— espacios y se apoder— del sitio. A inicios de
1900, grupos de chicleros localizaron la ciudad, por su trabajo en la
extracci—n de chicle del ‡rbol de zapote. En 1929 guiaron a Cyrus Longworth Lundell, un bot‡nico
estadunidense, a las ruinas mayas, quien a su regreso a Europa escribi— un
tratado sobre la zona; describi— los dos mont’culos que son ahora las dos
pir‡mides m‡s altas que se vislumbran aun desde el aire y le dan el nombre a la
ciudad (Calakmul significa dos mont’culos adyacentes).
A pesar de las incursiones de chicleros, cazadores
furtivos y ladrones de piezas arqueol—gicas, la regi—n nunca fue deforestada en
gran escala, se conserv— la mayor’a de su vegetaci—n original y fue protegida
al declararse reserva de la bi—sfera en 1989. Desde entonces, se han realizado esfuerzos
por conservar el bosque en su estado original y mantener al m’nimo la
intervenci—n humana. Incluso en la ciudad maya, los arque—logos mantienen
algunos ‡rboles originales en los edificios.
Una caracter’stica distintiva es que al interior de
la reserva no existen r’os ni lagos grandes. La mayor cantidad del agua de
lluvia se percola al subsuelo debido al suelo calc‡reo
que predomina en la regi—n y solo en pocos lugares se almacena en la
superficie. El l’quido ah’ normalmente se ti–e de cafŽ por una especie de ‡rboles
que crecen en sus m‡rgenes, el puctŽ (Bucida
buceras), que ayudan a que las lagunas superficiales no se evaporen tan
f‡cilmente. Tales
sitios son conocidos como aguadas y son la œnica fuente de agua para varios grupos
humanos, al grado que cerca de 100 comunidades del municipio de Calakmul dependen de ellas para sus actividades cotidianas.
Pieza clave en
la conservaci—n
Las aguadas son indispensables para la sobrevivencia
de la fauna silvestre, aun cuando est‡n dispersas, no son abundantes —hay
una cada 9.3 km2— y cada a–o varias permanecen secas. En El
Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) hemos realizado investigaciones sobre especies
animales de Calakmul desde hace unos 20 a–os y hemos
documentado la cotidianidad de la vida al interior del bosque, as’ como eventos
extraordinarios que ocurren de vez en cuando. Tal es el caso de nuestro estudio
sobre el pecar’ labios blancos, una especie nativa de AmŽrica que vive en
grupos grandes, de 30 a 50 individuos, y se mueve continuamente buscando
aguadas, sobre todo en la Žpoca de secas. En el ‡rea viven entre 50 y 60
grupos, lo que significa que constituyen la poblaci—n m‡s grande en MŽxico y
quiz‡s en toda CentroamŽrica, donde la especie ha sido eliminada en un 87% de
su rango hist—rico de distribuci—n en los œltimos 100 a–os. Cada grupo requiere
de 100 a 120 km2 para encontrar los recursos que necesita.
TambiŽn hemos estudiado al tapir centroamericano (Tapirus bairdii), el
animal m‡s grande del Neotr—pico y asiduo visitante de
las aguadas. Es una especie muy sigilosa y dif’cil de investigar, por eso
estamos felices de haber vivido la experiencia de seguir a uno de ellos durante
cuatro a–os: un bello ejemplar al que llamamos ÒEmilianoÓ, quien se movi— en un
‡rea m‡s grande de lo que se hab’a reportado para la misma especie en Costa
Rica; gracias a Žl establecimos que los individuos requieren de 4 a 24 km2
para sobrevivir.
Desde 2008, en colaboraci—n con Pronatura
Pen’nsula de Yucat‡n y con la Reserva de la Bi—sfera Calakmul,
iniciamos un monitoreo de algunas aguadas y los seres que las visitan. Diez
a–os despuŽs podemos asegurar que son la pieza m‡s importante del paisaje en Calakmul para la conservaci—n de la fauna silvestre.
Estas peque–as lagunas, someras y con un patr—n
impredecible de agua, son los sitios m‡s buscados por varias criaturas; por
ejemplo, hocofaisanes, tapires y pecar’s labios
blancos necesitan estar cerca de una de ellas durante la Žpoca de secas para
beber, refrescarse y quitarse par‡sitos.
En una ocasi—n documentamos que un grupo de pecar’s
camin— 17 kil—metros para llegar a una aguada, y en otro momento descubrimos
que una peque–a reserva de agua, de 4 x 10 metros, recibi— en 10 d’as al menos a
siete especies en peligro de extinci—n —tapir, pecar’ labios blancos,
jaguar, puma (Puma concolor),
ocelote (Leopardus pardalis), hocofaisan, pavo ocelado—, y cuatro de ellas ten’an
cr’as. Igualmente observamos que en un mismo d’a, las tres especies m‡s grandes
del Neotr—pico estuvieron presentes en cuesti—n de
horas; en la ma–ana lleg— un tapir, un grupo de pecar’s a medio d’a y,
finalmente, al caer la tarde, arrib— un jaguar atra’do ya fuera por el olor a
presas o por la sed.
Las amenazas
a la fauna silvestre
Aunque Calakmul es una
zona con una impresionante biodiversidad, no todo es optimista. La cacer’a de
subsistencia es una actividad importante en los ejidos aleda–os y tiene impacto
en las poblaciones de fauna silvestre; la extracci—n forestal ilegal es cada
vez m‡s frecuente, y las actividades ecotur’sticas
tienden a intensificarse sin suficiente regulaci—n. Adem‡s, el cambio clim‡tico
est‡ afectando gravemente el territorio y la lluvia es cada vez m‡s escasa; se
ha reducido un 20% desde 1947, cuando se inici— el monitoreo de clima en la
regi—n.
Si Calakmul pierde la extensi—n
de bosque bien conservado que tiene en la actualidad, o si las aguadas se secan
o son perturbadas por actividades humanas, se corre el riesgo de que las especies
en peligro de extinci—n, disminuyan, se fragmenten e incluso desaparezcan. Es
necesario que algunas aguadas y el bosque a su alrededor se declaren como
santuarios de vida silvestre.
TambiŽn es preciso que, de comœn acuerdo con los
habitantes, se protejan ciertas aguadas presentes en comunidades cercanas a la
reserva. Esto implica impulsar proyectos productivos en los que se respete la
integridad de la selva, y a la vez la gente pueda obtener los recursos necesarios
para una vida digna. Para lograrlo debemos involucrarnos autoridades de todos
los niveles, academia, organizaciones no gubernamentales y la sociedad en
general.
Conservar las aguadas como santuarios de fauna, en
el marco de la conservaci—n global de la zona, permitir‡ que a futuro las
comunidades humanas sigan disfrutando de aire y agua limpia, miel, frutos de
zapote y muchos otros productos que la selva brinda, y har‡ que las personas
que visiten Calakmul se sientan igual de sorprendidas,
como nosotros, al encontrar un ecosistema intacto, con una impresionante vegetaci—n
y animales emblem‡ticos. ÁQuŽ fortuna observar algœn ave majestuosa o un grupo
de pecar’s labios blancos atravesando los ‡rboles, mientras a lo lejos los
saraguatos resuelven disputas territoriales. Sin duda, mantener las fuentes de
agua es indispensable para que esta reserva de la bi—sfera prevalezca como un
tesoro de la humanidad.
Rafael Reyna-Hurtado es
investigador del Departamento de Conservaci—n de la Biodiversidad en ECOSUR
Campeche (rreyna@ecosur.mx).
(1) Los
decretos en torno a reservas de la bi—sfera incluyen esta palabra sin tilde
(biosfera); no obstante, dado que en Ecofronteras la acentuamos normalmente por
convenir en tŽrminos de divulgaci—n, tambiŽn lo hacemos en el nombre oficial
para unificar el tŽrmino.
Ecofronteras,
2019, vol. 23, nœm. 66, pp. 9-12, ISSN 2007-4549 (revista impresa), E-ISSN
2448-8577 (revista digital). Licencia CC (no comercial, no obras derivadas);
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