Una selva milagrosa
JosŽ Adalberto Zœ–iga Morales
Calakmul es una selva ÒhumanizadaÓ
con especies le–osas que se propagan mediante resistentes rebrotes, con una
rica biodiversidad que persiste a pesar de la intervenci—n humana por las
caracter’sticas del sitio y por la forma en que se ha llevado a cabo la
interacci—n entre personas y naturaleza desde hace m‡s de dos mil a–os, todo lo
cual fue clave en su denominaci—n como bien mixto (natural y cultural) en la Lista
de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Rebrote de las
plantas le–osas
La Reserva de la Bi—sfera Calakmul
(1) ha tenido una intervenci—n humana significativa por m‡s de dos mil a–os, periodo
que abarca el florecimiento de la civilizaci—n maya. El legado de aquellos
pobladores est‡ presente no solo en las construcciones urbanas sino en el
manejo agroforestal de las selvas o bosques tropicales. As’, en la antigua
ciudad de Calakmul y sus selvas protegidas, la exuberancia natural y la
grandeza cultural no pueden concebirse por separado; esto es f‡cil de intuir al
contemplar la majestuosidad del ecosistema desde lo alto de las pir‡mides.
Cuando lleguŽ a esta regi—n, hace unos 10 a–os, ven’a de trabajar por
casi tres lustros en la Selva Lacandona, en Chiapas, as’ que ten’a experiencia
en el manejo y protecci—n de los ecosistemas tropicales; sin embargo, no
conoc’a la particularidad del gran mosaico de las selvas de Calakmul. En algœn
momento previo a mi traslado, me encontrŽ con Samuel Levy, un viejo amigo de
mil batallas en Montes Azules, quien desde la trinchera de la investigaci—n en
el Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) hab’a estado colaborando conmigo en
temas de restauraci—n y manejo de acahuales. En la dŽcada de 1980 Žl se hab’a
inmerso en las selvas yucatecas para estudiarlas, as’ que me hizo varias
recomendaciones.
Una de sus expresiones cal— mi pensamiento y mi coraz—n. Palabras m‡s,
palabras menos, me dijo: ÒLa selva de Calakmul ha sido domesticada por la
cultura maya mediante la adaptaci—n al sistema de roza-tumba-quema, y es muy especial,
no es como las dem‡s. Es una selva milagrosaÓ.
En el proceso productivo del sistema milpa, los campesinos abren claros
en la vegetaci—n y producen quemas (las cenizas contribuyen a la fertilidad del
suelo); luego se siembra y tras la cosecha se deja descansar a la tierra
(barbecho). El apelativo de ÒmilagrosaÓ obedece a que cerca del 60-70% de las plantas
le–osas (con madera en sus tallos) que estaban presentes antes de la
intervenci—n de la milpa, vuelven a brotar despuŽs del largo periodo de barbecho,
continuando as’ la sucesi—n de la vegetaci—n. Esto significa que la resiliencia
o adaptaci—n no radica en la reproducci—n sexual de ‡rboles y arbustos de
Calakmul, sino en la reproducci—n asexual mediante el rebrote o toc—n.
El valor universal excepcional de
Calakmul
La Reserva de la Bi—sfera de Calakmul es una regi—n de indiscutible
riqueza biol—gica y cultural, por lo que en 2011 se retom— la iniciativa de
incluirla como bien mixto en
la Lista de Patrimonio Mundial de la Organizaci—n
de las Naciones Unidas para la Educaci—n, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por
sus siglas en inglŽs). Como ya contaba con el nombramiento de
patrimonio cultural desde 2002, iniciamos la revisi—n de criterios que
establece la Convenci—n sobre la Protecci—n del Patrimonio Mundial Cultural y
Natural para considerar un sitio como patrimonio natural:
á
Poseer fen—menos naturales o ‡reas de
belleza natural e importancia estŽtica excepcionales.
á
Representar algunas de las etapas
principales de la historia de la Tierra, incluido el testimonio de la vida, de
procesos geol—gicos en curso en la evoluci—n de las formas terrestres o de
elementos geom—rficos o fisiogr‡ficos significativos.
á
Mostrar principios ecol—gicos y biol—gicos
significativos en curso, en la evoluci—n y el desarrollo de los ecosistemas
terrestres, acu‡ticos, costeros y marinos, y las comunidades de vegetales y
animales.
á
Contener entornos naturales representativos
para la conservaci—n in situ de la
diversidad biol—gica, comprendidos aquellos en los que sobreviven especies amenazadas,
las cuales tienen valor universal excepcional desde el punto de vista de la
ciencia o de la conservaci—n.
El expediente deb’a justificar el valor universal del sitio y su
integridad o autenticidad, describir su sistema de protecci—n y gesti—n, as’
como el da–o o peligro que ameritar’a acci—n inmediata. Hab’a que mostrar el
alcance cultural y natural de Calakmul, Òque trasciende las fronteras
nacionales y cobra importancia para las generaciones presentes y venideras de
toda la humanidadÓ. Para esto, el planteamiento de Levy fue sustantivo, ya que
decidimos presentar la domesticaci—n de la selva de Calakmul como Òvalor
universal excepcionalÓ (VUE).
Con el apoyo de personal de investigaci—n de ECOSUR —unidades
Campeche, Chetumal y San Crist—bal— que aportaron documentos, art’culos,
revistas, en fin, literatura suficiente, describimos el VUE de la antigua
ciudad maya y las selvas protegidas de Calakmul.
La selva humanizada
Uno de los temas medulares que arroj— toda la investigaci—n y la
experiencia, es que Calakmul es una selva ÒhumanizadaÓ. Desde la perspectiva de
la especialista Faustina Miranda, as’ deben considerarse las selvas de la pen’nsula
de Yucat‡n, ya que la mayor’a de las especies de flora le–osa que se
distribuyen ah’ son œtiles para los seres humanos, por ejemplo, los ‡rboles de
ram—n, chicle, pita, xate, cedro, caoba, guayac‡n,
el ‡rbol del tinto o palo campeche .
Se calcula que durante el periodo cl‡sico de la cultura
maya, vivieron en la regi—n m‡s de 3 millones de personas, lo que podr’a
sugerir que abundaron los cultivos de ma’z y que los pobladores sustentaron el
aprovechamiento de la selva y de sus suelos calcim—rficos
en el sistema agr’cola de roza-tumba-quema. Con la alternancia de uso y
barbecho de la vegetaci—n secundaria en este sistema, los largos periodos descanso
permitieron que la vegetaci—n y la fertilidad de los suelos se recuperaran.
El hecho de que la flora de Calakmul posea
caracter’sticas de adaptaci—n al fuego, advierte que este es un elemento
antiguo y natural en el ecosistema, y que los procesos de adaptaci—n ya estaban
presentes antes de que el hombre lo utilizara con fines agr’colas. Normalmente
el fuego actœa como un factor de selecci—n que simplifica la composici—n vegetal
en las ‡reas afectadas y hace m‡s complejas sus formas de recuperaci—n; sin
embargo, parece que en las selvas de Calakmul ha sido clave en que la flora
haya evolucionado para resistirlo, asegurando su sobrevivencia mediante el
rebrote posterior a la roza-tumba-quema.
Esta adaptaci—n permite a las especies sobrevivir al
disturbio y ocupar un alto porcentaje de la composici—n flor’stica inicial. Antes
y despuŽs de la quema se encuentran pr‡cticamente las mismas plantas, que
adem‡s suelen tener estructuras subterr‡neas de reserva para tolerar la quema y
podas subsecuentes, y entrar de inmediato en competencia por recursos con otros
componentes de la comunidad. De este modo se desarrollan individuos de gran porte en periodos cortos, a diferencia de lo que
suceder’a si las especies se establecieran a partir de semillas.
Esperanza para
la conservaci—n de especies
Los m‡s de 250 vestigios de pueblos y ciudades antiguas
en Calakmul, con un gran nœmero de estelas y tumbas —algunas de ellas
reales— evidencian la importancia cultural de la zona. Sus selvas son
resultado de cientos de a–os de ocupaci—n y pr‡cticas agroforestales de las
poblaciones mayas, y el territorio sigue siendo sido usado, aprovechado y
manejado en una larga interacci—n entre personas y naturaleza. Su estructura y
composici—n flor’stica son, en gran parte, resultado de pr‡cticas agr’colas y
silv’colas milenarias, que conjugan procesos de selecci—n humana y regeneraci—n
de sistemas naturales todav’a desarrollados por las comunidades ind’genas de la
regi—n.
A pesar de la intervenci—n humana, Calakmul y
sus selvas protegidas representan una esperanza en la conservaci—n de la
biodiversidad. La zona aloja 1,569 especies
registradas de flora, 48 especies de peces, 19 de anfibios, 84 de reptiles, 398
de aves y 107 de mam’feros. De ellas, 155 est‡n sujetas a una protecci—n
especial pues sus poblaciones est‡n amenazadas, segœn documenta la Secretar’a
de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
La regi—n tambiŽn ofrece una oportunidad para estudiar sitios poco explorados, en los que habitan
poblaciones clave de fauna silvestre, como el tapir centroamericano (Tapirus bairdii), uno de los mam’feros
silvestres m‡s grande de AmŽrica y que se encuentra en v’as de extinci—n; el
pecar’ de labios blancos (Tayassu pecari),
que funciona como indicador del estado de conservaci—n del ecosistema, aunque
podr’a desparecer por la cacer’a desmedida y la fragmentaci—n de su h‡bitat, y
el jaguar (Panthera onca), el felino
m‡s grande de AmŽrica y el tercero en el mundo, despuŽs del le—n y el tigre.
En el marco de la 38» sesi—n del ComitŽ del Patrimonio Mundial, que se
celebr— en Doha, Qatar, en junio de 2014, el sitio ÒAntigua ciudad maya y bosques
tropicales protegidos de CalakmulÓ fue inscrito como bien mixto en la Lista del
Patrimonio Mundial de la UNESCO, con lo que se reconoce plenamente su valor
universal excepcional. Se le inscribi— por consenso y con un amplio
reconocimiento, por representar un testimonio clave de la civilizaci—n maya y
su convivencia arm—nica con un entorno natural megadiverso, de modo que se
convirti— en el primer patrimonio mundial mixto de MŽxico.
JosŽ Adalberto Zœ–iga Morales (zuma10@hotmail.com) es director de la
Reserva de la Bi—sfera Calakmul, Comisi—n Nacional de çreas Naturales.
(1) Los decretos en
torno a reservas de la bi—sfera incluyen esta palabra sin tilde (biosfera); no
obstante, dado que en Ecofronteras la acentuamos normalmente por convenir en
tŽrminos de divulgaci—n, tambiŽn lo hacemos en el nombre oficial para unificar
el tŽrmino.
Ecofronteras,
2019, vol. 23, nœm. 66, pp. 6-8, ISSN 2007-4549 (revista impresa), E-ISSN
2448-8577 (revista digital). Licencia CC (no comercial, no obras derivadas);
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