Editorial

 

Las enfermedades cr—nicas no transmisibles son las principales causas de morbilidad y mortalidad en MŽxico. Hacia 1980, menos del 5% de la poblaci—n era obesa, sin embargo, la cifra aument— a cerca del 30%, segœn estad’sticas actuales que tambiŽn registran a un 70% de mexicanos adultos con sobrepeso u obesidad. Tal desbalance metab—lico (desajuste entre la cantidad de calor’as ingeridas y la demanda energŽtica del cuerpo) tiene implicaciones en la mayor’a de los casos de diabetes mellitus tipo 2 (DMT2). Esta enfermedad es la segunda causa de muerte en MŽxico luego de las afecciones cardiacas, que tambiŽn se asocian a los excesos de macronutrientes en la dieta (carbohidratos y l’pidos). La tercera causa de muerte es el c‡ncer: otro desequilibrio metab—lico a nivel celular que desemboca en el crecimiento descontrolado de cŽlulas de algœn tejido.

 

Los padecimientos antes mencionados son multifactoriales, es decir, tanto las configuraciones biol—gicas individuales el genoma exclusivo de cada persona como los elementos compartidos en el ambiente aire, alimentaci—n, agua, radiaciones, f‡rmacos integran una mezcla de posibilidades acumulables para el desarrollo de sobrepeso, obesidad, patolog’as cardiovasculares, DMT2 y c‡ncer. Todos estos trastornos han aumentado su prevalencia en las œltimas cuatro dŽcadas, en coincidencia con una acelerada transici—n alimentaria en MŽxico.

 

Prevenir es la mejor estrategia en salud pœblica. Dado que la alimentaci—n es el comœn denominador en la ecuaci—n de Òmalnutrici—n por exceso + sobrepeso/obesidad + desbalance metab—licoÓ, entonces los productos comestibles deben contener cantidades de micronutrientes (elementos requeridos en menor proporci—n, como vitaminas, minerales y ‡cidos grasos esenciales) y macronutrientes (prote’nas, l’pidos y carbohidratos) adecuados al sexo, edad, necesidad metab—lica y estilo de vida.

 

Ejemplos de comida sana y nutritiva son las leguminosas y los quelites, de los cuales se abordan temas en este nœmero de Ecofronteras. Adicionalmente, conviene ingerir variedades de vegetales de la regi—n en que se habita, fuentes proteicas de animales domesticados o fuentes alternas, como insectos u hongos. Estos insumos cubren las necesidades reales de nutrici—n, sin favorecer la malnutrici—n por exceso y los estados negativos de salud asociados a ella.

 

En los repertorios culinarios tradicionales en el sur-sureste de MŽxico podemos encontrar productos que adem‡s de aportar nutrientes en medidas justas, contienen elementos bioactivos, potencialmente funcionales para promover la salud o para compensar estados de enfermedad. Tales beneficios son estudiados por la nutrigen—mica, una ciencia interdisciplinaria emergente que describe el efecto de los alimentos y de sus constituyentes en la expresi—n genŽtica (formaci—n de prote’nas y regulaci—n maestra del ambiente celular), adem‡s de c—mo las variaciones genŽticas de los individuos afectan el ambiente nutricional. De este modo, abordamos los aspectos funcionales comprobados para algunos componentes de la dieta, haciendo Žnfasis en recursos de la regi—n de la frontera sur de nuestro pa’s.

 

Para aportar contenidos œtiles al pœblico de Ecofronteras, en el presente nœmero ejemplificamos la manera en que algo tan cotidiano como la comida repercute fuertemente en el bienestar del organismo, y mostramos que si bien la alimentaci—n es un factor clave en el desarrollo de enfermedades, tambiŽn es un importante modulador de la salud.

 

Xariss M. S‡nchez Chino y Orquidia G. MŽndez Flores, Departamento de Salud.