Zancudos, enfermedades y participaci—n comunitaria
Ariane Dor, CŽsar Irecta y Ana Laura Pacheco Soriano
Aedes
aegypti y Aedes albopictus son especies de mosquitos transmisores del dengue,
chikungunya y zika, graves enfermedades que entraron a MŽxico por zonas con
condiciones desfavorables mezcladas con geograf’as y ambientes aptos para los
zancudos. La participaci—n comunitaria y la TŽcnica del Insecto EstŽril pueden
controlar estos mosquitos. Las experiencias al respecto en comunidades de
Chiapas, Tabasco y Guatemala, se han destacado por una rica interacci—n entre
pobladores y cient’ficos.
Nuevas
palabras, nuevas enfermedades
Desde finales de 2014, hemos enfrentado enfermedades emergentes y un tanto Òex—ticasÓ, que antes
eran desconocidas. Entraron al vocabulario popular palabras como
chincunguya, chikungu–a o chikungunya y zika, junto con el ya reconocido tŽrmino
dengue o quebrantahuesos, como se le llama en el sureste de MŽxico.
Tristemente, estos padecimientos impactan con m‡s fuerza en pa’ses con mayores
desigualdades sociales, de manera que quienes los sufren ven mermadas sus
condiciones econ—micas y de subsistencia para la vida cotidiana, y no solo se
afecta la seguridad familiar sino la comunitaria y regional.
El chikungunya logra tumbarnos en la
cama por una dolencia tremenda en los huesos, y las articulaciones pueden doler
por m‡s de dos a–os despuŽs de la infecci—n; tambiŽn –aunque no es comœn–
causa afectaciones al coraz—n. En swahili significa Òaquel que se encorvaÓ, por
la postura que provoca el dolor. (1)
El zika, aislado por primera vez en
el bosque de Zika, Uganda, nos transforma en Òconejos albinosÓ con los ojos
rojos y nos tapiza cara y cuerpo con erupci—n cut‡nea y picaz—n extrema (conocida
como rash); para las mujeres
embarazadas, el virus puede afectar el desarrollo nervioso de su feto y provocar
microcefalia.
Sin duda, las implicaciones de estas
enfermedades son fuertes y las medidas de prevenci—n no han logrado disminuir
su presencia. Entonces, se hace necesario implementar estrategias
complementarias, como la participaci—n social y la TŽcnica del Insecto EstŽril,
con el fin de reducir las poblaciones de los mosquitos vectores de tales
padecimientos (se les llama vectores porque transportan y transmiten los virus
desde un organismo infectado hasta otro que no lo estaba).
Mosquitos ÒodiososÓ
Los mosquitos de las especies Aedes aegypti y Aedes albopictus son los responsables de trasmitir los virus del
dengue, chikungunya y zika a las personas. TambiŽn provocan otras enfermedades
agudas, como la fiebre amarilla y recientemente, el mayaro (hasta ahora solo en
SudamŽrica).
En varias partes de MŽxico y
Guatemala, moscos de ese tipo se conocen con el nombre de zancudos, probablemente por sus patas o zancas largas. Aedes es una palabra griega que
significa ÒodiosoÓ, lo que ilustra la calamidad que provocan. Por si fuera poco, no hay
tratamientos mŽdicos para erradicar las enfermedades. Solo existe la vacuna
contra la fiebre amarrilla, y est‡ muy incipiente la comercializaci—n de una
vacuna llamada Dengvaxia contra uno de los cuatro serotipos del dengue. No la hay
para chikungunya, zika ni mayaro, por lo que cobra mayor importancia la
eliminaci—n de los insectos vectores.
Las campa–as de prevenci—n han sido
intensivas y se centran en concientizar a la gente sobre los riesgos asociados
a los mosquitos y las acciones concretas a realizar dentro y fuera de los
hogares, por ejemplo, la descacharrizaci—n comunitaria y la limpieza de patios para
evitar la formaci—n de criaderos de insectos. Al mismo tiempo, la Jurisdicci—n
Sanitaria lleva a cabo campa–as de aspersi—n y
nebulizaci—n de insecticidas que matan a los mosquitos en calles y casas, as’
como visitas a los hogares para colocar abates, productos que destruyen a las
larvas en los contenedores de agua domŽsticos, evitando as’ que lleguen a su
estadio adulto.
Sin embargo, las medidas
no han sido suficientes para bajar los niveles de incidencia de las
enfermedades, como lo muestran las cifras epidemiol—gicas de 2014 a 2018. En MŽxico se han registrado m‡s de 117 mil casos confirmados de dengue,
chikungunya y zika. En Chiapas se han reportado m‡s de 8 mil y en Tabasco m‡s
de 2 mil. En el mismo periodo, Guatemala registr— m‡s de 121 mil casos.
TŽcnica del
insecto estŽril
El dengue se introdujo a MŽxico desde 1950, mientras
que el chikungunya y el zika en 2014 y 2016, respectivamente (se identificaron
por primera vez en çfrica). Su propagaci—n en el pa’s ha sido similar, desde el
sur hacia el norte, disemin‡ndose en territorios con ciertas condiciones
geogr‡ficas (baja altitud), ecol—gicas (calor y humedad), demogr‡ficas (alta
densidad poblacional humana) y sociales (deficiencias en el drenaje pœblico y
poca infraestructura para recolecci—n de residuos s—lidos). Se trata de circunstancias
id—neas para la presencia del vector y, por tanto, de las enfermedades. Chiapas
ha sido la puerta de entrada al territorio mexicano, y al respecto, el
entom—logo mŽdico Juli‡n Garc’a-Rej—n, en un ensayo de 2016, prevŽ la llegada
del mayaro siguiendo los mismos pasos que sus antecesoras.
Frente a una situaci—n tan apremiante, la
Organizaci—n Mundial de la Salud (OMS) promueve el desarrollo de
mŽtodos eficientes contra las enfermedades. En ese sentido, la TŽcnica del Insecto
EstŽril (TIE) puede ser usada como herramienta de manejo integral del mosquito Aedes aegypti. Se trata de producir y
liberar mosquitos machos estŽriles a gran escala (mediante radiaci—n gama), los
cuales se aparean con mosquitos hembras silvestres sin tener descendencia, y
as’ se va reduciendo su natalidad.[1]
Para ello, no se usan mosquitos genŽticamente modificados, sino una cepa
genŽticamente diversa de Aedes aegypti, con zancudos colectados en 12 localidades de
la costa de Chiapas.
La
iniciativa reœne a varias instituciones y programas, como el proyecto Multidisciplinario Transversal de El Colegio
de la Frontera Sur (ECOSUR) ÒDesarrollo de tecnolog’a para el manejo integral
de los vectores de dengue, chikungunya y zika en Guatemala y MŽxicoÓ. Dentro de
este proyecto, se busca promover la participaci—n social as’ como la TIE para
el control del vector en cuatro comunidades
rurales de sitios estratŽgicos: la aldea Mal Pa’s en el departamento Santa
Rosa, Guatemala, donde el virus del chikungunya lleg— con m‡s fuerza que en MŽxico; R’o Florido y Ejido Hidalgo en Chiapas, por ser
un estado clave en el flujo migratorio y consecuentemente en la propagaci—n de
las enfermedades en el pa’s; Rancher’a Guineo Segunda
Secci—n en Tabasco, que comparte caracter’sticas ambientales,
geogr‡ficas y sociales con Chiapas, pero donde la prevalencia del chikungunya y zika son menores.
Aprendizajes
conjuntos
En una fase inicial del proyecto, nos acercamos
a los habitantes de estas comunidades para conocer el nœmero de personas que
habr’an contra’do las infecciones desde enero de 2015. M‡s all‡ del lado
tŽcnico de la encuesta epidemiol—gica, la actividad fue una experiencia humana
c‡lida, œnica y emp‡tica. Empez— con la capacitaci—n de quienes llevar’an a
cabo la encuesta: j—venes de licenciatura, posgrado, tŽcnicos e investigadores
de ECOSUR, del Instituto Nacional de Salud Pœblica, del Instituto de Estudios
Superiores de Chiapas, de la Jurisdicci—n Sanitaria, y en Guatemala, de la
planta Moscamed El Pino y del Ministerio de Salud Pœblica y Asistencia Social. Para
algunos fue un reto lograr expresarse y preguntar, y al final todos se sent’an agradecidos
por la amabilidad de hombres y mujeres entrevistadas.
En efecto, la hospitalidad, colaboraci—n y
solidaridad de la gente fue grande, a pesar de las evidentes carencias con que
viven y de que, en muchos sentidos, invadimos sus hogares y sus vidas con
preguntas acerca de las enfermedades y el dolor que les causaron. En Guatemala
se corri— la voz de que ’bamos encuestando y nos dio la impresi—n de que las
amas de casa ya estaban esper‡ndonos. Se percib’a el ‡nimo de colaboraci—n y
atenci—n mutua sobre la problem‡tica. Fue satisfactoria esa chispa de efusi—n
humana que el proyecto hab’a despertado.
Adem‡s, en cada comunidad se realiz— un taller
llamado ÒNo me molestes mosquito-zancudoÓ. Quer’amos mostrar informaci—n acerca
de la ecolog’a de los mosquitos, c—mo transmiten las enfermedades y cu‡les son
los s’ntomas, quŽ debemos hacer si nos enfermamos y c—mo se evita que haya tantos
moscos en nuestros espacios. TambiŽn presentamos la TIE contra el zancudo en
las dos comunidades de Chiapas. Fue un gran gusto observar el asombro de las
personas invitadas, las muestras de comprensi—n, las sonrisas que obten’amos
con nuestro ÒshowÓ, a pesar del grave tema de salud pœblica que nos preocupaba
a todos.
El tema de la TIE despert— interŽs y preguntas
que merecen ser atendidas a corto y mediano plazo para involucrar de mayor y
mejor manera a la gente y fortalecer sus capacidades de toma de decisiones. Dudas
que van desde c—mo se diferencian los mosquitos machos de las hembras, c—mo se
lleva a cabo la esterilizaci—n y por quŽ parece que los insecticidas ya no
funcionan, hasta inquietudes respecto a si realmente la liberaci—n de mosquitos
controlar‡ las enfermedades.
En este marco, el 16 de noviembre de 2017 se
celebr— en el ejido R’o Florido, la liberaci—n de machos estŽriles Aedes aegypti. Fue algo as’ como la
culminaci—n social del proyecto con la participaci—n de los pobladores y de
varias instituciones, adem‡s de miembros de la Organizaci—n de las Naciones
Unidas para la Alimentaci—n y la Agricultura (FAO) a travŽs del Organismo
Internacional de Energ’a At—mica, quienes nos dan asesor’as tŽcnicas sobre la
TIE. Las experiencias con las comunidades resultaron una aventura muy formadora
que a todo el equipo ense–— humildad y humanidad.
Hacia
adelante
El proyecto sigue avanzando, aun con las
inclemencias de la constante bœsqueda de financiamiento para las siguientes
fases, en las que se incluyen el trabajo con las comunidades y crianza a gran
escala, irradiaci—n y liberaci—n de los machos estŽriles de Aedes aegypti para comprobar la
eficiencia de la TIE en el campo (solo en las comunidades de Chiapas). Si todo
sale bien, dentro de algunos a–os lograremos demostrar a la Secretar’a de Salud
de MŽxico y al Ministerio de Salud Pœblica de Guatemala que, Ás’ se puede reducir
la densidad poblacional de Aedes aegypti
y la prevalencia de las enfermedades! Y eso gracias al uso conjunto de la TIE,
con la educaci—n y participaci—n comunitaria en el control de mosquitos y el uso
razonado de insecticidas.
Adem‡s de los aspectos tŽcnicos y cient’ficos,
el componente sociocultural es pieza clave para lograr mejores resultados. El
mayor reto ser‡ construir puentes interculturales entre seres humanos diversos,
debidamente informados de las implicaciones de nuestras acciones en el medio
ambiente. Quienes de alguna manera ponemos nuestro granito de arena, sabemos
que el trabajo conjunto entre cient’ficos y sociedad debe afianzarse para
enfrentar las enfermedades que tanto nos aquejan en estas tierras sure–as.
Ariane
Dor es investigadora C‡tedras CONACYT del Departamento de Agricultura, Sociedad
y Ambiente en ECOSUR Tapachula (ador@ecosur.mx). CŽsar
Irecta es investigador del Departamento de Salud en la misma unidad (cirecta@ecosur.mx). Ana Laura Pacheco es
egresada de la Maestr’a en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural de
ECOSUR (alpacheco@ecosur.edu.mx).
(1) Ver ÒChikungu–a, una epidemia sin
fronterasÓ, Ecofronteras 55, http://revistas.ecosur.mx/ecofronteras/index.php/eco/article/view/1603
Ecofronteras, 2018, vol. 22,
nœm. 64, pp. 22-25, ISSN 2007-4549 (revista impresa), E-ISSN 2448-8577 (revista
digital). Licencia CC (no comercial, no obras derivadas); notificar
reproducciones a llopez@ecosur.mx
[1] Ver ÒMoscas,
cultivo y genŽtica. Conversaci—n con Pablo Liedo Fern‡ndezÓ, Ecofronteras 53, http://revistas.ecosur.mx/ecofronteras/index.php/eco/article/view/1565/1508