Semillas campesinas, m‡s que semillas bot‡nicas

Trinidad Alem‡n Santill‡n

 

 

La conservaci—n de las semillas campesinas solo es posible mediante la pr‡ctica agr’cola: se cuidan us‡ndolas. Entre grupos campesinos, el concepto de semillas es m‡s amplio que la definici—n bot‡nica, y su referencia es la causa u origen; de ah’ la importancia de las iniciativas sociales de conservaci—n que se mencionan en este nœmero de Ecofronteras.

 

La bot‡nica es quiz‡s la ciencia con la terminolog’a especializada m‡s abundante.

Cada estructura, posici—n, forma, nœmero, orientaci—n y otras caracter’sticas de las partes de las plantas tiene su nombre propio y su aplicaci—n se exige con rigor. De esta forma, la semilla es el —vulo fecundado, el embri—n que originar‡ nuevos individuos y que se encuentra dentro de los frutos. En los medios urbanos, generalmente ajenos a los ambientes agr’colas, tal definici—n se ha trivializado y la aplicamos sin dudar al frijol, la calabaza, el tomate, el chile, el ma’z y otras especies de gran valor alimentario. Al aludir a los bancos de semillas, de forma intuitiva pensamos en (res)guardar granos, el equivalente agron—mico de la semilla, y nos preocupa principalmente el ma’z... Aunque en tŽrminos estrictamente bot‡nicos, los granos de ma’z no son semillas, sino frutos.

 

Entre los grupos campesinos el concepto semilla asume el contenido original m‡s amplio de la palabra: es la causa u origen. En consecuencia incluye semillas en el sentido bot‡nico, pero tambiŽn tallos (bulbos) o porciones de tallo (estacas) o de ra’ces (coditos), meristemos (ojos, botones), frutos, pl‡ntulas (hijuelos) y varias otras estructuras vegetales que se utilizan para multiplicar las especies. Esta forma de reproducci—n vegetativa tiene grandes ventajas utilitarias para los campesinos, puesto que las caracter’sticas deseadas de las especies se obtienen r‡pidamente en sus descendientes, y casi sin variaci—n, de un ciclo productivo a otro. Por ejemplo, el guineo, la malanga, la papa, la ca–a de azœcar, la chaya y algunas otras especies de gran importancia alimentaria no son reproducidas a travŽs de semillas (en el sentido de los bot‡nicos), sino por alguno de los medios vegetativos mencionados. Para los campesinos, estas estructuras multiplicativas son tambiŽn semillas.

 

La conservaci—n de dichas semillas campesinas de ningœn modo es una mera actividad de resguardo est‡tico, sino que la œnica forma de lograrla es la pr‡ctica agr’cola. El campesino cuida sus semillas us‡ndolas, y siempre est‡ buscando mejorarlas, cambiarlas... Se arriesga a obtener variaciones m‡s apropiadas a sus expectativas. Conservar implica mejorar las caracter’sticas utilitarias de los organismos a travŽs de la plasticidad de las especies.

 

En los escenarios ambientales actuales, con cambios acelerados, la posibilidad de conservar la diversidad de semillas campesinas desaf’a el concepto tradicional de banco que se aplica internacionalmente, pues es casi imposible mantenerlas fuera de las parcelas agr’colas. A nivel mundial, los bancos de germoplasma institucionales (un concepto m‡s apropiado que semilla) est‡n siendo descuidados en muchas ocasiones, lo que plantea enormes interrogantes para la soberan’a alimentaria de los pueblos. De all’ la gran importancia de las iniciativas sociales de conservaci—n de semillas que se mencionan en este nœmero de Ecofronteras. El camino es largo y es bueno empezar a caminarlo...

 

Trinidad Alem‡n Santill‡n es tŽcnico acadŽmico del Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente (taleman@ecosur.mx).

 

 

Ecofronteras, 2018, vol. 22, nœm. 64, pp. 5, ISSN 2007-4549 (revista impresa), E-ISSN 2448-8577 (revista digital). Licencia CC (no comercial, no obras derivadas); notificar reproducciones a llopez@ecosur.mx