Restauraci—n de bosques para nuestra supervivencia. Conversaci—n con Neptal’ Ram’rez Marcial

Elena Anajanci Burguete Zœniga

 

Plat’quenos un poco de su trabajo en El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR)

 

Soy ec—logo y bi—logo de profesi—n, y llevo cerca de 30 a–os trabajando en ECOSUR. Mi l’nea de investigaci—n es la conservaci—n y restauraci—n de bosques, y actualmente soy responsable acadŽmico del grupo vinculado con esta tem‡tica en la Unidad San Crist—bal.

 

Cuando se habla de conservaci—n y restauraci—n de bosques, Àa quŽ nos referimos?

 

El concepto de conservaci—n evoca la idea de que en nuestro papel como civilizaci—n humana utilizamos a la naturaleza para obtener una serie de bienes y servicios. En el trayecto, hemos afectado muchos procesos naturales y es imperiosa la necesidad de conservar los pocos remanentes de ecosistemas naturales que aœn nos quedan. Este ser’a el concepto de conservaci—n: mantener lo que ya tenemos. Al reconocer que nos hemos excedido en cuanto al uso y aprovechamiento de los ecosistemas forestales, y que por eso se encuentran seriamente afectados, deteriorados, entonces implementamos tŽcnicas a las que hemos llamado restauraci—n ecol—gica; la intenci—n es recuperar las condiciones hist—ricas de composici—n, estructura y funcionalidad de un ecosistema forestal.  

 

ÀCu‡l es la importancia de la restauraci—n para la sociedad?

 

Nuestra subsistencia como especie humana depende de que mantengamos el v’nculo con los sistemas naturales. En el ‡mbito acadŽmico se reconoce que hoy por hoy son el soporte de nuestros modos y medios de vida. Por mucha tecnolog’a que tengamos, no podemos concebir la supervivencia del planeta si no es a travŽs del filtro que representa la red de interacciones contenidas en los diferentes ecosistemas. Mantenerlos en funcionamiento es una cuesti—n de supervivencia.

 

ÀEs lo mismo restauraci—n ecol—gica que rehabilitaci—n?

 

Es comœn que utilicemos los tŽrminos como sin—nimos, pero son distintos. Cuando hablamos de restauraci—n, se trata de un referente hist—rico, es decir, aludimos al pasado lejano. Apuntando a la tradici—n judeocristiana, para restaurar tendr’amos que regresar a cuando no exist’a la especie humana y los ecosistemas se consideraban ÒnaturalesÓ. En tŽrminos pr‡cticos es imposible, por eso nos planteamos metas m‡s cercanas a nuestro tiempo: queremos que un ecosistema que ha sido afectado por nuestra forma de utilizarlo regrese a algœn nivel de recuperaci—n en tŽrminos aceptables. ECOSUR se dedica a generar informaci—n biol—gica y tŽcnica para ayudar a tomar decisiones con otros sectores de la sociedad interesados en recuperar la funci—n de un ecosistema degradado, con planes de corto y mediano plazo con los que podamos ver resultados. Por lo mismo, se ha acu–ado el tŽrmino rehabilitar, el cual se refiere a que estamos reconstituyendo parte de esa funcionalidad para un futuro cercano. En ocasiones uno habla de la restauraci—n como la meta final, pero en el d’a a d’a lo que realmente hacemos es rehabilitar, reconstituir parte de la funcionalidad de un ecosistema en un tiempo razonable.

 

ÀLa rehabilitaci—n incluye siembra de ‡rboles para reforestar bosques da–ados?

 

S’, a veces usamos la tŽcnica de reforestaci—n como primer paso para recuperar una condici—n ecol—gica anterior, como es la cobertura de la vegetaci—n en un sitio que original o hist—ricamente estaba constituido por ‡rboles. Al cortarlos, se crea una nueva condici—n ambiental, desprovista de vegetaci—n. Una tŽcnica para recuperar parte de la estructura original es introducir diferentes tipos de cobertura arb—rea de forma paulatina. La reforestaci—n con algunas especies de crecimiento r‡pido es un escal—n hacia una rehabilitaci—n verdadera, porque aunque la restauraci—n va m‡s all‡ de recuperar coberturas, estas son necesarias para que se establezcan condiciones de microambientes favorables para el establecimiento de otras especies caracter’sticas de los ecosistemas originales: temperaturas m‡s frescas, baja radiaci—n solar y cierta humedad ambiental a nivel del suelo, entre otras. Si no se crean esas condiciones de cobertura, se gasta mucho tiempo y no se alcanza la meta de recuperar una condici—n ecol—gica. Entonces, restaurar es m‡s que sembrar ‡rboles.

 

ÀA quŽ se refiere exactamente?

 

En las actuales pol’ticas municipales, estatales y nacionales se ha confundido la necesidad de rehabilitar nuestros ecosistemas naturales, y se ha optado por el camino m‡s f‡cil, que es el de utilizar especies con fines de producci—n maderable. Son muy conocidas las campa–as de reforestaci—n en ese sentido y nos olvidamos de la gran riqueza de especies que caracteriza nuestro territorio, no solo en el sureste, sino en el centro y norte de MŽxico. Toda esta riqueza podr’a usarse como herramienta para alcanzar m‡s r‡pido las metas de rehabilitar ecosistemas degradados, pero insisto, se habla de restauraci—n utilizando œnicamente mŽtodos dise–ados para la producci—n de madera; es un error que no hemos podido superar. Actualmente se siguen produciendo muchas plantas forestales porque se conoce muy bien la tecnolog’a para cultivarlas; es relativamente f‡cil de implementar y viene acompa–ada de recursos de distintas instancias gubernamentales que hacen viable su producci—n masiva. El inconveniente surge cuando llevamos la tecnolog’a a los sitios de plantaci—n y resulta que no necesariamente se trata de las especies adaptadas al ecosistema local; las personas no muestran interŽs, ya que est‡n familiarizadas con el uso de otro tipo de vegetaci—n y no esa, y los programas se abandonan con m‡s facilidad. Digamos que los Žxitos de los proyectos nacionales de reforestaci—n son limitados.

 

En tŽrminos espec’ficos, Àpara quŽ sirve la restauraci—n y la rehabilitaci—n? 

 

La restauraci—n nos sirve para tener un marco de referencia, es decir, al utilizar un recurso, nuestra responsabilidad es que este pueda mantenerse en el tiempo, de modo que debemos trabajar con planificaci—n y hacer un uso sustentable de los recursos naturales. Por otra parte, la rehabilitaci—n es la tŽcnica que utilizamos para lograr la restauraci—n; debe hacerse de una manera sensata, con informaci—n biol—gica, tŽcnica y social.

 

La restauraci—n es tambiŽn un proceso social de acuerdos, en donde se ense–a a privilegiar las necesidades de los grupos humanos. La intenci—n es trabajar en funci—n de una necesidad del presente, garantizando continuidad: ocuparse ahora para cosechar beneficios en el presente y en el futuro. Es un gran reto y el esfuerzo local resulta fundamental porque se va replicando; afortunadamente a nivel nacional e internacional hay muchos grupos moviliz‡ndose en esa direcci—n.

 

H‡blenos del programa de producci—n de plantas de vivero

 

ECOSUR cuenta con un programa permanente de producci—n de plantas en viveros, mediante el cual generamos informaci—n biol—gica b‡sica de los ‡rboles que caracterizan nuestro territorio, en particular en el municipio de San Crist—bal de Las Casas, Chiapas, y sus alrededores. Hemos encontrado 150-160 especies y conocemos c—mo propagar cada una de ellas. El programa implica hacer recorridos permanentes en distintas localidades, manteniendo acuerdos con propietarios de terrenos para observar y colectar semillas cuando es apropiado.

 

Limpiamos y depuramos las semillas, y las que son viables se ponen a germinar con distintos tratamientos. Las trasplantamos en bolsas y las cuidamos en los viveros hasta que resulta conveniente llevarlas a los sitios adecuados; ah’ les damos seguimiento para revisar el Žxito de los esfuerzos de producci—n y plantaci—n.

 

Contamos con tres viveros que llamamos ÒViveros de conservaci—nÓ. Nuestra apuesta es preservar la diversidad regional de especies para impulsar procesos locales de rehabilitaci—n, que tarde o temprano ser‡n de restauraci—n.

 

Desgraciadamente no tenemos capacidad de abastecer la demanda actual de ‡rboles, as’ que cerramos nuestro proceso con la capacitaci—n a grupos interesados. Pretendemos que se replique el conocimiento, pues cada comunidad, cada colonia o barrio deber’a tener un programa permanente de producci—n de plantas. En ese sentido, acompa–amos a diferentes grupos para que d’a con d’a se apropien del conocimiento. La gente tiene disposici—n y creemos que si otros programas de apoyos municipales, estatales y nacionales se sumaran a esta estrategia, vamos a lograr que la restauraci—n sea una aliada para nuestro propio desarrollo. 

 

Extracto de la entrevista transmitida en mayo de 2018 en Enciclopedia Radio, en la XERA Radio Uno, 760 AM y 101.5 FM, Sistema Chiapaneco de Radio, Televisi—n y Cinematograf’a. Disponible en el portal de ECOSUR: ÒEntrevista a Neptal’ Ram’rez / Restauraci—n ecol—gicaÓ, https://www.ecosur.mx/entrevista-a-neptali-ramirez-restauracion  

En Fomento Editorial contamos con manuales y obras vinculadas a la reforestaci—n y propagaci—n de especies: libros@ecosur.mx, www.ecosur.mx/libros

 

Elena Anajanci Burguete Zœniga es integrante del Departamento de Difusi—n y Comunicaci—n (eaburguete@ecosur.mx).

 

 

Ecofronteras, 2018, vol. 22, nœm. 63, pp. 34-36, ISSN 2007-4549. Licencia CC (no comercial, no obras derivadas); notificar reproducciones a llopez@ecosur.mx