ÀC—mo nos imaginamos que deber’a ser el mundo?

 

Ariadna Mart’nez Olvera, Juan Iv‡n Mart’nez Ortega, Abraham Mena Farrera y Rolando Tinoco Ojanguren

 

La vulnerabilidad se liga a un contexto social, hist—rico y cultural determinado, en relaci—n con un territorio. No es inherente a ninguna persona o colectivo, as’ que a partir del reconocimiento de los v’nculos entre vulnerabilidad y dignidad, es factible transformar la realidad con la participaci—n de sujetos activos, segœn se abord— en un encuentro sobre derechos humanos y vulnerabilidad social en la frontera sur.

 

ÀIntr’nsecamente vulnerables?

 

ÀPor quŽ la palabra vulnerabilidad nos conduce a pensar en eventos naturales que desembocan en desastres? Buena parte de las nociones que se tienen sobre este concepto se refieren a la probabilidad de riesgo, da–o o lesi—n de una persona, hogar o comunidad ante determinadas situaciones. Comœnmente se considera sin—nimo de amenaza frente a un fen—meno o proceso natural que puede causar pŽrdida de vidas o da–os materiales, pero en realidad presenta mœltiples significados y se usa en diversos ‡mbitos; en este texto abordaremos el concepto desde un enfoque social.

 

La vulnerabilidad social remite a sujetos y colectivos, y se expresa de muchas maneras: fragilidad frente al entorno, desamparo institucional para garantizar la subsistencia y calidad de vida, debilidad individual y colectiva para afrontar cambios, inseguridad constante que desmotiva la bœsqueda de alternativas para generar mejores condiciones de vida. Se liga a un contexto social, hist—rico y cultural espec’fico, as’ como a un territorio.

 

Es vulnerable alguien propenso a padecer diabetes, como tambiŽn lo es un ni–o que debe trabajar para subsistir, o bien, una mujer joven en un sitio donde se han registrado feminicidios o una persona travesti que constantemente enfrenta actos de discriminaci—n. Son vulnerables las personas que cruzan la frontera sur sin documentos y tambiŽn lo son quienes viven en colonias urbanas sin drenaje o en comunidades muy alejadas de los servicios de salud.

 

Como se puede percibir con estos ejemplos, la vulnerabilidad presenta numerosas aristas. No es que las personas sean vulnerables desde su nacimiento hasta su muerte; m‡s bien, determinados contextos, relaciones y situaciones de desventaja –que son producto de pr‡cticas culturales, sociales, econ—micas, productivas, ambientales y de decisiones pol’ticas–, las ubican en condiciones de vulnerabilidad. Entonces, dado que esta no es inherente a las personas, tenemos la posibilidad de revertirla, minimizar sus efectos o modificar las condiciones que la generan. 

 

Enfoque de derechos humanos

 

Nuestra definici—n de vulnerabilidad se vincula a la desigualdad y los derechos humanos en contextos de la frontera sur de MŽxico. Partimos de que existe un conjunto limitado de necesidades universales indispensables para que alguien tenga una vida humana digna. En este sentido, la dignidad es el nœcleo de los derechos humanos; como tal, todas las personas, sin excepci—n, la poseemos.

 

Los derechos humanos son prerrogativas sustentadas en la dignidad humana, para proteger a las personas contra las acciones y omisiones que interfieren con las libertades fundamentales. Se encuentran reconocidos en las leyes nacionales e internacionales, por lo que las instancias de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, en sus distintos ‡mbitos, tienen el deber de procurarlos y garantizarlos para asegurar el bienestar en condiciones de igualdad, independientemente de si hay recursos disponibles o no. Nadie deber’a carecer de aquello que le asegure el acceso a una vivienda digna, a la salud, al trabajo justo y bien remunerado, a la educaci—n y otros satisfactores.

 

La dignidad es un elemento que se construye tambiŽn desde lo personal, pero, Àc—mo percibimos las nociones de dignidad, justicia e igualdad en nuestra vida cotidiana? ÀQuŽ relaci—n tienen con la vulnerabilidad? Podemos identificar algunos elementos en la indignaci—n que sentimos frente a las injusticias provocadas por las desigualdades; por mencionar un par de ejemplos: el alza excesiva del costo de renta de viviendas en lugares afectados por los recientes sismos o el despojo de tierras comunales y lugares sagrados como producto de concesiones mineras. Quienes lo atestiguamos podemos sentir indignaci—n como ya se dijo, pero tambiŽn son hechos que atentan contra la dignidad de quienes lo viven.

En el mismo sentido, ÀquŽ tanto nos reconocemos como titulares de derechos humanos y los exigimos? ÀDisponemos de las condiciones necesarias para ejercerlos? Un obst‡culo es que muchas veces no sabemos con quŽ derechos contamos o cu‡l es el proceso para demandar su cumplimiento. Entonces, Àc—mo reducir la vulnerabilidad?

Una posible respuesta tiene que ver con considerar la dignidad como base de igualdad entre seres humanos, de tal manera que seremos iguales en tanto mayor dignidad compartamos. Si reconocemos que no tenemos valor de cambio, sino que somos valiosos por ser personas, fines y no medios para la igualdad, entonces estamos en condiciones de formar parte activa en los procesos de toma de decisiones que nos garanticen una vida digna, justa e igualitaria; ello reducir’a la vulnerabilidad y nos permitir’a establecer relaciones de reconocimiento con los dem‡s.

 

Lo anterior tambiŽn nos permitir’a sumar desde la diversidad, es decir, que sin importar tono de piel, origen, condici—n socioecon—mica, gŽnero, identidad sexual, ocupaci—n o cualquier otro factor, todas y todos ser’amos iguales en dignidad. Como sujetos que somos, debemos tomar parte activa en los procesos de toma de decisiones; ello implica una visi—n m‡s comprensiva de reconocimiento entre personas y tambiŽn del territorio y las condiciones en que nos encontramos. La propuesta es pensar lo siguiente: ÀC—mo me imagino que deber’a ser el mundo?

 

El reconocimiento se debe producir a diferentes escalas y niveles para lograr una deliberaci—n centrada en las causas, expresiones y efectos de la vulnerabilidad social, as’ como para identificar estrategias para enfrentarla desde un enfoque territorial y en el marco de los derechos humanos, de modo que el gobierno, las instituciones y las personas puedan adem‡s de asegurar una igualdad en dignidad, garantizar que se reviertan pr‡cticas que generan desigualdades sociales.

 

Explorando la vulnerabilidad social

 

Como parte de un proyecto cuyo objetivo es realizar un diagn—stico sobre la vulnerabilidad social en el sureste de MŽxico, en El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) se llev— a cabo el Primer encuentro intermunicipal sobre derechos humanos y vulnerabilidad social en la frontera sur, en el que participaron representantes de gobierno, academia y sociedad civil (memoria del evento disponible en: http://bibliotecasibe.ecosur.mx/sibe/book/36735).

 

Durante el encuentro se realizaron talleres participativos para favorecer un espacio de escucha y valoraci—n rec’proca desde las experiencias y visiones de cada participante, consideradas todas igual de valiosas. Apelando a la construcci—n de un lenguaje comœn, la dignidad, la igualdad y la justicia se convirtieron en la plataforma para el trabajo en este espacio, y se estableci— el compromiso de trasladar los resultados a las ocupaciones laborales y la vida cotidiana de cada quien.

 

Desde el enfoque territorial de escala municipal, se ubicaron 23 municipios fronterizos que colindan con Guatemala, Belice y el Caribe. Las personas participantes identificaron diferentes grupos vulnerables, las circunstancias, condiciones y eventos que les sitœan en esa posici—n. Todo ello se logr— tomando en cuenta experiencias personales y laborales en los municipios donde trabajan y viven.

 

En el taller se identificaron varios grupos vulnerables, referidos a personas, grupos sociales, pueblos, sociedades y colectivos: ind’genas, mujeres, infantes, adultos mayores, personas en situaciones migratorias no autorizadas o sin documentos. Las mujeres fueron percibidas como el mayor grupo vulnerable, pero con determinadas condiciones particulares: ind’genas, migrantes, jornaleras, j—venes, ni–as, trabajadoras sexuales, embarazadas, amas de casa, sin instrucci—n escolar, con enfermedades cr—nico-degenerativas y otros factores. En ocasiones, fueron reconocidas en la intersecci—n de varias situaciones, por ejemplo: migrantes jornaleras, ni–as ind’genas, ni–as migrantes, migrantes ind’genas, trabajadoras sexuales migrantes y varias m‡s.

 

La dimensi—n espacial de la vulnerabilidad pudo reconocerse sobre un mapa: municipio por municipio, lugares, rutas, zonas de riesgo, condiciones de seguridad, as’ como elementos socioculturales de los espacios donde se ubican los grupos vulnerables. De igual forma, se determinaron las expresiones de esa vulnerabilidad y los derechos humanos violentados, tomando en cuenta que han sido construidos en condiciones de injusticia y desigualdad. Un aspecto a destacar es que se propusieron l’neas de acci—n estratŽgica para contrarrestar la problem‡tica, por ejemplo, sensibilizar a las autoridades encargadas de prestar servicios; capacitar a ni–as, ni–os y adolescentes para que desde edades tempranas conozcan sus derechos y generar espacios permanentes de acceso a informaci—n en materia de derechos humanos, entre otros.

Resultaron interesantes varios comentarios de participantes que lograron transformar el an‡lisis de la vulnerabilidad social, al pasar de una mirada basada en problemas, exclusiones, carencias y falta de oportunidades, a una mirada de igual dignidad y de reconocimiento del sujeto social (mujeres, migrantes, ind’genas u otros) como titulares de derechos humanos: a una vida digna y libre de violencia, a la educaci—n, a la salud, a la no discriminaci—n. Al mismo tiempo, se remarc— que es obligaci—n gubernamental construir condiciones para que sea posible ejercer esos derechos.

 

Reconocimiento de otras personas

 

La participaci—n activa de las personas que asistieron al encuentro nos convoca a reflexionar respecto a c—mo se establecen las relaciones sociales de reconocimiento de otras personas. Se identificaron tres elementos interconectados:

*Cu‡les son las formas habituales en las que nos posicionamos en las din‡micas de intercambio con los dem‡s, ya sea en entornos laborales, escolares o familiares: desde una jefatura o cargo, como empleados, docentes o estudiantes, como hombres, mujeres, personas situadas en la ni–ez o la vejez, entre varias posibilidades.

*C—mo reconocemos a otros seres humanos, pues podemos establecer relaciones jer‡rquicas o valorar a los dem‡s como iguales aun en la diversidad.

*C—mo reconocemos y experimentamos las din‡micas de poder que ejercemos en distintos espacios.

Estos elementos, trasladados a la comprensi—n de la vulnerabilidad social, pueden ayudarnos a reflexionar de quŽ manera podr’amos estar foment‡ndola, al tiempo que nos dan pistas para transformarla positivamente en todos los ‡mbitos de la vida cotidiana.

 

Ariadna Mart’nez Olvera (armartinez@ecosur.edu.mx), Juan Iv‡n Mart’nez Ortega (jimartinez@ecosur.mx), Abraham Mena Farrera (amena@ecosur.mx) y Rolando Tinoco Ojanguren (rtinoco@ecosur.mx) son integrantes del subproyecto Diagn—stico del Proyecto Multidisciplinario y Transversal ÒMiradas sobre la vulnerabilidad en el sureste de MŽxico: megadiversidad y pr‡cticas alternativas para el bienestarÓ, del Departamento de Sociedad y Cultura de ECOSUR.

 

 

Ecofronteras, 2018, vol. 22, nœm. 62, pp. 3-6, ISSN 2007-4549. Licencia CC (no comercial, no obras derivadas); notificar reproducciones a llopez@ecosur.mx